Moscú, 24 Dic (Notimex).- Con una trayectoria histórica de 240 años, el Teatro y Ballet Bolshói se mantiene como uno de los legados más importantes de la cultura rusa para el mundo.
El nombre de Bolshói o grande, en ruso, fue dado por el tamaño de su sede y su estilo de trasladar la ópera al ballet.
Su técnica, el arte de su coreografía y la música han construido una escuela legendaria, que sigue produciendo bailarines con un alto nivel de perfección.
Durante su larga vida, el Bolshói ha vivido grandes polémicas y desafíos, escándalos, celos profesionales, lucha por los mejores papeles de las obras a representar, intrigas, e incluso casos de corrupción.
Sin embargo, nada ha logrado dañar su reputación como uno de los más cotizados del mundo por su calidad artística.
A Alexander Gorsky se le considera el responsable de desarrollar el estilo de este ballet y cimentar su reputación. Como uno de sus principales directores logró mantenerse en el puesto durante casi medio siglo.
Sin embargo, el maestro Yuri Grigoróvich, director artístico del Bolshói por más de 30 años (1964-1995), jugó también un papel esencial para que la institución se hiciera de fama y gloria. Algunos de los 12 ballets creados por él, siguen hoy vigentes en la cartelera.
Bolshói es una de las compañías de ballet más antiguas de Rusia y sin duda la más conocida a nivel internacional.
Su historia se remonta al año 1776 cuando la emperatriz Catalina II dio su permiso al noble Piotr Urusov para fundar en la capital moscovita una compañía teatral y construir un edificio en el que se interpretara ópera y danza.
Como una efeméride destacada en la historia del teatro se debe recordar que sus instalaciones fueron testigo mudo de la fundación de la Unión Soviética, aunque desde cuatro años antes, en 1918, albergaba los congresos del Partido Comunista.
El teatro también vivió el estreno del popular ballet de El Lago de los Cisnes, de Piotr Chaikovski, en 1877, así como de otros 800 trabajos de ópera y ballet a lo largo de su historia.
El edificio Bolshói, que durante muchos años ha sido considerado como uno de los principales lugares de interés de Moscú, fue galardonado como símbolo de la Rusia de todos los tiempos, debido a su importante contribución a la historia de las artes escénicas del país.
La refinada estructura se sitúa en la plaza Teatrálnaya, en el centro histórico de la capital rusa. Tras permanecer cerrado por restauración a partir de 2005, el teatro fue reabierto en octubre de 2011 con una inversión que superó los 680 millones de dólares.