Autoridades del país deben frenar la violencia que impera en México, y a las de Nuevo León, atender la crisis de agua potable y no esperar a que la gente salga a la calle a protestar.
El presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano lamentó la situación del asesinato de dos padres jesuitas, uno de ellos regiomontano, en la sierra Tarahumara de Chihuahua, en su tradicional mensaje dominical.
"El incremento de la violencia en nuestras ciudades y en gran parte del país nos hace estremecer, decimos los obispos, el crimen se ha extendido por todas partes, trastocando la vida cotidiana de toda la sociedad, se ha adueñado de las calles con niveles de crueldad inhumana en ejecuciones y masacres que han hecho de México uno de los lugares más inseguros y violentos del mundo. "(...)
A esta terrible situación se une aquí entre nosotros la crisis del agua junto con otras acciones que lastiman gravemente a las personas y familias enteras, por lo que deseo invitarles a que procuremos mantener la calma y que no nos gane todavía más la desesperación. Pido a los responsables de hacer llegar el agua a los lugares en donde se hace difícil el acceso, no esperen a que la gente salga a la calle a protestar", dijo.
Cabrera López señaló que como miembro de esta sociedad anhelamos la paz y la tranquilidad, las cuales son una responsabilidad en conjunto.
"A nuestras autoridades les corresponde aplicar la ley, respetando siempre los derechos humanos y procurando que la paz y la seguridad esté presente en todos los sectores de la sociedad.
"Pero a cada uno de los ciudadanos, a las familias, nos corresponde a solidarizarnos y poner todo lo que esté a nuestro alcance para que cese de una vez por todas las acciones que siguen enlutando a nuestras comunidades", comentó el arzobispo de Monterrey.
elmm