La poeta mexicana Brenda Ríos aborda la cotidianidad de la vida laboral, del trabajar para vivir y vivir para trabajar. El poemario “Aspiraciones de la clase media” se hizo en coedición de la UANL junto con la UNAM.
La obra se presentó este sábado 15 de marzo a las 16:00 en Aula José Alvarado de la UANLeer.
¿De dónde nace “Aspiraciones de la clase media”?
"Surge de una inquietud al haber trabajado varios años en una oficina. Es un libro que habla sobre la repetición, la rutina; por un lado tener un empleo es satisfactorio, claro pero no puede serlo todo, abarcarlo todo. Tenía poco tiempo para el ocio, ver a los amigos. Y de esa insatisfacción comencé a escribirlo. Además, claro, de que el dinero garantiza que estemos vivos también, pagar las cuentas, pagar un médico, etcétera, pero no deja de ser difícil sentir que hay algo más, algo que rebasa la mera supervivencia."
¿Cómo trabajaste en el lenguaje para que realmente la voz poética remitiera a esos lugares en que se desarrolla parte de la vida de quienes trabajan?
"Me gusta intentar poemas narrativos, poemas que cuentan una historia, que no tengan palabras que alguien necesite buscar en un diccionario (o en Google) y busco lenguaje directo, y pienso en las metáforas para que funcione ese lenguaje."
Abordas muchos temas, por ejemplo el desempleo, el miedo, la soledad, ¿son esos temas los que se viven en ese día a día en la sociedad?
"Sí, claro. El amor también. La preocupación por la vejez, el cuerpo, sentirnos solos. La incomunicación, la familia. Tener miedo a perder el empleo. Como esa canción de The Smiths: “Heaven knows I am miserable now”, “Buscaba un empleo y luego tuve un empleo y el cielo sabe lo miserable que soy ahora”, va por ahí esto.¿Qué hacemos de nuestro tiempo? ¿A quién se lo damos y a cambio de qué?"
Y la clase media, ¿cómo la concibes desde la poesía, sobre todo desde esa referencia en el título del libro?
"La clase media mexicana dejó de existir hace mucho, tenemos una clase baja que es aspiracional y se cree clase media. Y en el extremo los millonarios. Esa franja de trabajadores con poco poder adquisitivo es distinta a la del pasado, la que soñaba con ir a Disney, vacaciones en Cancún, ahorrar para la vejez, una pensión del Estado... formo parte de una generación donde algunos alcanzaron a tener su lugar asegurado para pensionarse, yo tenía eso y renuncié a ello. Y mis amigos, mi familia, vive al día, entre nosotros y los comerciantes de la calle no hay mucha diferencia, vamos a farmacias populares, nos atendemos como podemos. Pude pagar la cuenta del hospital privado de mi madre gracias a donaciones y préstamo. Nos tocó vivir una realidad diluida y triste. Juego entonces con el concepto de esa clase media que existe en una estadística nacional como nombre o letrero de un negocio que dejó de funcionar."
bimc