Para algunos jóvenes y no tan jóvenes llevar una rutina de trabajo podría ser desgastadora, pero a sus 93 años, Don Desiderio García es el vivo ejemplo de lo que significa el amor por el trabajo y la carpintería.
Contrario a las nuevas generaciones, Don Desiderio nunca se rinde, pese a que no siempre logre vender todas sus artesanías.
“Yo nací en un rancho, en Doctor Arroyo. Yo tengo muchos años trabajando, hago sillas y mesas, en un día.
Pese al esfuerzo que pone para trabajar a su gran edad, Don Desiderio se ve comúnmente afectado por las personas que prefieren regatear al querer comprar alguna de sus artesanías.
“¡Sí!, regateo sí hay, yo les digo ¿cuánto va a querer por esa carretita? así es la gente… yo pienso que sí está mal porque es artesanal”.
Don Chelelo, como le dicen sus vecinos, se levanta cada sábado a las 6:00 de la mañana para vender lo que construyó durante la semana. Con la ayuda de su nieto se dirige a un mercado que se ubica sobre la avenida No Relección al poniente de Monterrey.
“En el mercado tengo como tres años (vendiendo), a veces siento que no compran porque ocupen, siento que es solo por ayudarme”.
No obstante, asegura que seguirá trabajando los años que la vida le permita vivir ya que por el momento se mantiene con buena salud.
“Pues sí me duele, me canso, pero me echo un bañito y se me quita”, mencionó entre risas."Se cansa uno un ratito, se sienta, se duerme y vuelve a jalar de vuelta… a trabajar.
“La gente no aprecia lo que uno hace”, finalizó.
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