Antes de que Vicente Fernández alcanzara fama internacional, pasó su infancia en la colonia de Huentitán El Alto, en el municipio de Guadalajara, antes de mudarse a Tijuana.
La que fuera la casa de "El Charro de Huentitán" se ubica en el cruce de las calles Arcediano y Otilio González. Casi toda la cuadra era de la propiedad de los padres de Fernández, fue ahí donde se crió.
Actualmente quien hace uso de la vivienda en Huentitán El Alto es Óscar González, un trabajador de Chente, quien comentó que el cantante es una persona de Huentitán. “Yo pienso que mucha gente se quedó con muchos recuerdos de él, la verdad, porque mucha gente lo reconocía, la verdad es un ídolo a nivel internacional, la verdad sí es un gusto saber que estamos donde él nació”, dijo.
Vicente Fernández fue una persona humilde desde que nació hasta sus últimos días, los cuales pasó en la cama de un hospital ubicado en el municipio de Guadalajara. “Lo recuerdo muy bien como una gente muy humilde y tranquila, no tenía broncas con nadie se la llevaba toda madre con todos”, comentó uno de los trabajadores.
El cantante de música ranchera siempre fue muy querido y estimado por los vecinos y habitantes de Huentitán El Alto, que lo recuerdan con una sonrisa en el rostro al mencionar su nombre. Solían ver a Vicente cada 12 de diciembre, pues siempre le llevaba serenata a la Virgen de Guadalupe con mariachi, sin embargo desde hace 30 años dejó de ir a solicitud de autoridades religiosas.
Óscar González mencionó que para él fue un gran orgullo trabajar con Vicente, laborar en el rancho ‘Los Tres Potrillos’, además dijo sentirse orgullosos de vivir en la casa que alguna vez fue de "Chente", a quien recuerda como “un señorón”.
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Además de ser un buen patrón, Óscar dijo que “Chente” era una persona generosa, “cuando nació mi primer hijo me mandó un dinero extra y nomás mandó decir que para los pañales, y sí muy buena onda siempre, amigo de mi papá, de mi tío, no puedo decir nada mal de él, una muy buena persona”, comentó el trabajador.
Desde sus inicios Vicente Fernández sabía que iba a lograr ser un ídolo a nivel nacional e internacional, por lo que siempre pensó mantener a su familia gracias a su voz.
El trabajador recordó una de las anécdotas, que cuando Vicente Fernández era joven, se iba a la barranca cantando y sus amigos le decían “oye tú diario cantando” y Chente les respondía: “mira Carlos, con esta voz voy a mantener a mi familia”. Y así fue.
Hoy en día, el interior de la casa ubicada en la colonia Huentitán El Alto está remodelada, no obstante conserva el estilo rústico con techos altos, equipales, sillas de montar, sombreros charros y herrería de la época y los cimientos siguen siendo de adobe.
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