Las heridas no sanan. Han pasado once años después de la tragedia del Casino Royale, y quedan muchas interrogantes, no se ha hecho justicia cabal, y existe una gran deuda social con los deudos que parece no se saldará nunca.
No es lo económico, aunque aún faltan familias por recibir la indemnización, aclara Samara Pérez Muñiz, sino la falta de justicia.
Samara Pérez Múñiz estuvo en el Casino Royale ese 25 de agosto de 2011. Logró salir y salvarse, pero su hijo Brad Xavier Muraira, falleció en el lugar. En total, 52 víctimas, una de ellas, una mujer embarazada. Y no hay castigo.
Poco ha cambiado en realidad. Los casinos siguen abriéndose, las medidas de seguridad no han mejorado, considera Pérez Múñiz.
En materia de indemnización, cada familia debía recibir 96 mil 153.84 pesos, aunque el dueño del casino, Raúl Rocha Cantú aportó otra cantidad para sumar casi 140 mil pesos, pero sólo 39 pudieron cobrarlo por trabas burocráticas legales.
Pero la deuda social es por una situación de memoria, de que no se repita, que al menos motivo a una disculpa pública que la autoridad dará la próxima semana.
Ha faltado sensibilidad, advierte Pérez Muñiz. El dolor se llevó prematuramente a muchos familiares de las víctimas, pues el proceso no fue agradable para quienes perdieron a alguien hace once años.
Falta justicia, dice Samara Pérez, quien considera que ellos fueron pioneros en ese camino de exigir justicia.
Bombero cuenta su experiencia en incendio del Casino Royale en Monterrey
Los teléfonos sonaron sin descanso. A la distancia la tragedia se asomaba y en los recuerdos del bombero Rodolfo Pérez Alejandro, la palabra "ayuda" fue la señal que lo llenó de valor para enfrentar el fuego y salvar la vida de un grupo de personas en el Casino Royale.
Fueron casi 12 horas de trabajo continuo y de una experiencia que jamás olvidará.
"Ese día estábamos comiendo, sonó la alarma y salimos el capitán preguntó que pasaba y ya al agarrar Constitución y Venustiano se veía una columna muy fuerte y ya empezaron en el radio a explicar que era un casino", comentó Rodolfo Pérez Alejandro, bombero.
Nuevo León y nunca antes había presenciado un evento de tal magnitud.
Su mente no pensaba en otra cosa que no fuera el rescate, sin importar que mientras el lugar ardía, ya no había más aire en los tanques y la carencia de equipo era evidente.
“Hubo momentos en los que tuvimos que entrar por necesidad a checar sin aire porque en ese momento se vaciaron los cilindros, tardó un poco en llegar el apoyo y tuvimos que entrar como nosotros decimos a pulmón a que no se quedara un compañero porque entramos en hilera, hubo algunos intoxicados, pero gracias a Dios hubo saldo blanco al menos en los bomberos no perdimos ninguna vida de bomberos en ese incendio.”
Durante las labores en la parte trasera del inmueble una combinación de sentimientos lo invadió, por un lado, la alegría de apoyar a otros, pero también, la impotencia de ver a gente calcinada.
Tuvo miedo, pero la fe en Dios lo sacó adelante aquel 25 de agosto del 2011 en donde el compañerismo fue la clave de todo.
Actualmente está por cumplir 36 años, tiene 3 hijos y está felizmente casado.
Su hazaña heroica es recordada por muchos en uno de los capítulos negros que marcaron a la entidad tras el fallecimiento de 52 personas en un hecho que trascendió a nivel internacional.
mvls