Se llevó a cabo una manifestación en donde cerraron la caseta de Ocotlán, Jalisco, cercana al poblado de San Martín de Zula, sobre la autopista Guadalajara-México o Guadalajara-Los Altos, durante la noche del 23 de septiembre.
La manifestación se realizó con la intención de pedir justicia y por la localización de tres hombres que se dedican a la fabricación de muebles, quienes fueron privados de la liberad en el estado de Michoacán.
Este hecho generó una intensa carga vehicular que afectó a ambas direcciones, con destino a Zapotlanejo-Morelia, mientras que hubo una fila de aproximadamente nueve kilómetros, incluso el tráfico fue afectado sobre Morelia-Zapotlanejo, con una fila de alrededor de 16 kilómetros.
Se informó que los responsables de la caseta estaban dejando pasar a los vehículos cada dos horas con 15 minutos en cada sentido, y no se estuvo cobrando peaje.
La manifestación se realizó con pancartas, vehículos detenidos y motocicletas. Los manifestantes esperan que las autoridades atraigan el caso y lleven a cabo investigaciones correspondientes a esta desaparición forzada de tres personas.
Inseguridad e impunidad en el país
La manifestación en la caseta de Ocotlán refleja la creciente preocupación de la sociedad civil por la inseguridad y la impunidad en el país, particularmente en el contexto de desapariciones forzadas. La decisión de cerrar una vía tan importante como la autopista Guadalajara-México subraya la urgencia y la desesperación de los manifestantes, quienes buscan visibilizar el caso de los tres hombres desaparecidos en Michoacán.
El impacto del cierre en el tráfico, con largas filas de vehículos, indica que la comunidad está dispuesta a sacrificar su comodidad para exigir justicia y atención por parte de las autoridades. El hecho de que no se cobrara peaje durante la protesta también puede interpretarse como un gesto de solidaridad hacia los afectados y una forma de enfatizar la seriedad de la situación.
La manifestación es un llamado a la acción para que las autoridades asuman su responsabilidad en la investigación de desapariciones y se tomen medidas concretas para abordar la violencia y la impunidad en la región.
Esto también pone de relieve la vulnerabilidad de las comunidades locales ante la violencia organizada. La desaparición de personas involucradas en actividades cotidianas, como la fabricación de muebles, sugiere que el crimen puede afectar a cualquier ciudadano, intensificando la sensación de inseguridad.
El uso de pancartas y la movilización de vehículos y motocicletas demuestran un esfuerzo colectivo para visibilizar la problemática. Este tipo de acciones puede crear un sentido de comunidad y solidaridad entre los ciudadanos, lo que es crucial en momentos de crisis social.
AA