Puebla de Zaragoza es una de las ciudades más emblemáticas de México y conocida por muchos nombres: la Angelópolis, la ciudad de los volcanes, la cuna de la Talavera. Sin embargo, hay un apodo que resuena con especial encanto y misterio: la ciudad de los Ángeles.
Este sobrenombre se encuentra cargado de connotaciones religiosas e históricas y ha acompañado a Puebla desde su fundación en 1531. Pero, ¿de dónde proviene este título celestial?
La historia detrás del apodo es tan fascinante como la ciudad misma y te la contamos en TELEDIARIO junto con otros datos que no puedes perder de vista.
Un sueño divino: ¿por qué a Puebla le dicen la ciudad de los Ángeles?
La leyenda más conocida sobre el origen del apodo de la ciudad de los Ángeles tiene un trasfondo místico y se remonta a los primeros días de la fundación de Puebla.
De acuerdo con relatos históricos y populares cuando los frailes franciscanos y las autoridades españolas discutían sobre la ubicación exacta para la nueva ciudad, el obispo de Tlaxcala, Fray Julián Garcés, tuvo una visión durante un sueño.
En su sueño Garcés vio una llanura rodeada de montañas, donde ángeles descendían del cielo y trazaban con sus manos divinas los caminos y calles que conformarían la futura ciudad. Este sueño fue interpretado como una señal divina y los fundadores decidieron establecer Puebla en el lugar que hoy ocupa, siguiendo los "planos" marcados por los ángeles.
Desde entonces, la ciudad fue bautizada como "Puebla de los Ángeles", una combinación de su nombre formal y la referencia a la visión celestial.
Aunque esta historia ha sido ampliamente difundida y forma parte del imaginario colectivo, los historiadores señalan que aunque se trate de un relato encantador es probable que haya sido creado para reforzar el carácter religioso de la ciudad y legitimar su fundación en el contexto de la evangelización.
La influencia religiosa y el papel de los ángeles en los primeros años de Puebla
El apodo de "la ciudad de los Ángeles" no solo se debe a esta leyenda, sino también al papel central que la religión y los símbolos celestiales han tenido en la identidad de Puebla.
Desde su fundación, Puebla fue diseñada como una ciudad que sirviera tanto para el asentamiento de colonos españoles como para la evangelización de los pueblos indígenas, en un intento de crear una sociedad que reflejara el ideal cristiano.
La influencia de los ángeles es evidente en su arquitectura y arte sacro. Iglesias y catedrales, como la Catedral de Puebla, están adornadas con figuras angélicas y las festividades religiosas en la ciudad suelen hacer referencia a estos seres celestiales.
Incluso la importancia de los ángeles se refleja también en la cantidad de iglesias dedicadas a ellos, haciendo más fuerte el vínculo entre la ciudad y lo divino.
Uno de los ejemplos más claros de esta influencia es la llamada Capilla del Rosario, ubicada en el Templo de Santo Domingo, un verdadero tesoro barroco que fue considerado en su época como "la octava maravilla del mundo".
En su decoración los ángeles están omnipresentes, rodeando a la Virgen del Rosario y formando parte de la narrativa visual que acompaña a los fieles en su devoción.
De "la ciudad de los Ángeles" a la "Angelópolis"
Con el paso de los siglos el apodo de Puebla de los Ángeles fue adaptándose y evolucionando. Hoy en día muchas personas se refieren a la ciudad como la Angelópolis, un nombre que resalta tanto su pasado espiritual como su crecimiento urbano.
Este término, que combina la palabra ángel con la raíz griega "-polis" (ciudad), refuerza la identidad de Puebla como un lugar donde lo sagrado y lo terrenal conviven en armonía.
La transformación del nombre también coincide con la expansión de la ciudad durante el siglo XX, cuando Puebla experimentó un auge en su desarrollo industrial y comercial.
A pesar de este crecimiento la ciudad ha mantenido su esencia religiosa y cultural, convirtiéndose en un punto de encuentro entre el pasado colonial y la modernidad.
Si bien el origen del apodo de la ciudad de los Ángeles puede parecer envuelto en mitos y leyendas, la verdad es que el legado de los ángeles sigue vivo en la cultura poblana.
Ya sea en sus festividades religiosas, en sus edificaciones coloniales o en su identidad urbana, Puebla sigue siendo para muchos una ciudad tocada por lo divino.
El relato de los ángeles que trazaron sus calles y de la visión de Fray Julián Garcés sigue fascinando a quienes la visitan y a quienes han crecido en sus calles. Al final, más allá de los mitos, la "ciudad de los Ángeles" podría fácilmente reflejar el sincretismo religioso y cultural que define a México, un país donde la historia, la fe y las leyendas se entrelazan en cada rincón.
EG