Saltillo es uno de los municipios en Coahuila con más cosas por hacer y atractivos que visitar, entre ellos se destacan el Museo del Desierto, el Mirador, el Centro Histórico, entre otros, pero más allá de lo turístico también hay algunos sitios que no son famosos por su belleza, sino por la fama que hay en ellos.
Tal es el caso de la colonia Guayulera, famosa por ser el ‘Tepito’ de Saltillo, pues también cuenta con su mercado y de acuerdo a lo contado por los habitantes de la ciudad, es uno de los lugares con más robos y delincuencia.
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Sin embargo, se crea la pregunta de si estas duras críticas son verdaderas y si la Guayulera es peligrosa de visitar, por lo que te contamos un poquito más de su historia y algunos datos curiosos que quizá no conocías.
¿Cuál es la historia de la Guayulera?
Según algunos historiadores saltillenses y mexicanos, la colonia obtuvo ese nombre debido a que por ahí de los años 20 existía una famosa fábrica de guayule, un material utilizado para la creación de hule, la actividad principal de dicha industria.
Asimismo, y lo que no muchos sabían, es que el nombre original de la colonia es Rodríguez Guayulera, ‘Rodríguez’ en honor a un empresario que solía tener algunos terrenos en el sector.
La fábrica de guayule toma gran relevancia en la colonia, pues además de haber servido de inspiración para la creación de su nombre, dio inicio al paso de acontecimientos históricos en la capital coahuilense.
Como el procesamiento del guayule también favorecía a la creación del caucho, Saltillo comenzó a llamar la atención durante la Segunda Guerra Mundial para el armamento del ejército de los Estados Unidos.
Con el tiempo, la colonia continuó su paso como uno de los sectores más importantes de la ciudad, e incluso todavía existen algunas de las casas que eran construidas para los trabajadores de la empresa, quienes sólo obtenían un peso con 24 centavos por sus servicios.
Es así, que la Rodríguez Guayulera no se limita a ser una zona peligrosa y juzgada en Saltillo, sino como un sitio de historia y hechos que aún faltan por contar.
KM