Derivado de la colocación ilícita de conos de plástico o barricas con cemento sobre las calles del primer cuadro de la ciudad, el presidente de la Unión de Comerciantes y Empresarios Establecidos Del Centro Histórico (UCEECH), Eduardo Bernal González, dio a conocer que esta actividad se ha convertido en un vicio social que los locatarios han sabido a mal adoptar durante los últimos años, sin que las autoridades hayan podido hacer algo al respecto.
Según lo descrito por el representante de comerciantes, es incongruente que después de que el ayuntamiento capitalino haya decidido retirar los cajones de estacionamiento en ciertas avenidas del corazón de la capital, ahora los propios locatarios sean los que entorpezcan la libre movilidad de los clientes o consumidores.
“La realidad es que muchos cajones son utilizado por los propios comerciantes o los dueños de los locales y no tanto por los consumidores, quienes, se supone que deben de tener preferencia porque, a final de cuentas son ellos los que mantienen activa la economía de este sector, no obstante, si les impides, en primera, que se estacionen cerca de tu local y, en segunda, que pasen por tus calles buscando parquímetro, pues evidentemente, vas a tener una baja que, con la crisis que estamos viviendo, difícilmente te va a permitir obtener un buen margen de ganancia,” indicó el presidente de la UCEECH.
Así mismo, el empresario duranguense recordó que es necesario que el departamento de vialidad tome cartas en el asunto para evitar un conflicto mayor o, bien, llegar a algún acuerdo con los propietarios de pensiones o estacionamientos para que se les brinde una tarifa preferencial a los locatarios y así poder despejar las avenidas y permitir una mayor afluencia de compradores.
“Estaría muy bien que se pudiera decretar un estacionamiento para los comerciantes o una buena pensión que si se haga responsable de los daños a los vehículos que, si genere confianza para que los dueños de los locales eviten colocar este tipo de objetos que, solamente, están generando molestia, ya no solo entre los comerciantes sino también entre algunos automovilistas que si se bajan y mueven las barricas o los conos naranjas porque saben que eso está prohibido,” remarcó el entrevistado.
Finalmente, Bernal González puntualizó que el primer comercio que comenzó a incurrir en este delito fue una de las carnicerías ubicadas en la calle de Progreso, no obstante, a pesar de los señalamientos y de las solicitudes de ayuda hacia las autoridades de tránsito, los propietarios continúan apartando el lugar, ya que, de lo contrario optan por tomar actitudes agresivas para intimidar a quien intente retirar sus apartados.