La falta de cultura vial y la ausencia de un ordenamiento alrededor de los hospitales afecta a pacientes que por invalidez u otra situación tienen limitación para desplazarse por sí solos.
"Me ha tocado ver que llega la grúa y se los lleva y es de la única manera que ellos van a entender. Necesita que les cueste en el bolsillo para que tengan un poquito de empatía y se sensibilicen”, mencionó Beatriz Hernández.
En un recorrido que realizó Telediario se evidenció que incluso pacientes con marbete y placas de circulación de discapacidad no encuentran un cajón azul para estacionarse sobre la lateral de la avenida Constitución, afuera de la Clínica 23, el Hospital de Ginecología del IMSS o la Unidad de Medicina Física y Rehabilitación No. 1.
“Sí se batalla, por eso tiene que venir mi esposa, y si no hubiera habido en dónde pararse, ella tiene que estar esperando, porque una persona sola, si no trae alguien con él, no puede estacionarse", denunció Gilberto Sada.
"Si llegamos tarde se cancela automáticamente y yo he perdido mis citas en varias ocasiones por esta situación. He tenido problemas porque hasta me han agredido, me han golpeado la camioneta, me han amenazado porque les pido de favor que me cedan el lugar porque yo traigo un permiso vigente", explicó Beatriz.
El otro lado de la moneda también lo enfrentan los automovilistas que descienden a sus familiares, pero obstruyen las vías para otros pacientes, como estos conductores que invadieron una rampa y los pasos de cebra para los peatones.
“Sé que no estamos en un lugar donde deberíamos estar parados, pero la verdad es que no hay lugar...un pedacito en donde quedarnos.
"Pues tengo que darle dos vueltas a todo lo que son los hospitales para poder estacionarme y estoy mal estacionado porque no hay lugar", dijo Juan Francisco Alfaro.
Ante el caos que se vive diariamente, algunos vecinos que habitan en las inmediaciones de los hospitales utilizan recursos, por ejemplo, colocar neumáticos, conos y hasta botes de basura para apartar un lugar al exterior desus viviendas, sin contar con estacionamiento exclusivo.
En el recorrido también se localizó que un colegio privado rentó los cajones de un parque público para darle seguridad a sus alumnos y maestros.
Pero eso no es todo. Los "conductores gandallas" se adueñan de esquinas, líneas amarillas y hasta de rotondas que utilizan de estacionamiento, como al exterior de la Parroquia San Juan Bosco ubicada en la colonia Alta Vista, en Monterrey.
mvls