Llega la temporada de calor, por lo que debemos poner especial atención en los adultos mayores y los menores de 5 años, ya que son los sectores de la población con más riesgo de sufrir daños, sin embargo, no debemos olvidar también a los animales de compañía, pues de no tomar los cuidados necesarios pueden sufrir un golpe de calor.
Debes tener en cuenta que en el caso de los perros, ellos no cuentan con glándulas sudoríparas repartidas por el cuerpo, únicamente pueden regular la temperatura mediante los jadeos, y eliminar el sudor a través de las almohadillas de sus patas, proceso que de por sí es lento.
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Pero, calma, que a continuación, te daremos algunas recomendaciones para cuidar a tus mascotas durante la época de calor.
Mantén hidratadas a las mascotas: mantén en todo momento agua limpia y fresca para tu perro o gato, ya que la deshidratación puede ocurrir en cualquier momento.
Mantén a las mascotas en lugares con sombra: mantén a tu perro o gato en un lugar con sombra, fresco y ventilado.
No dejes a tus mascotas en espacios encerrados o con poca ventilación: nunca dejes a tu perro sólo dentro del coche. Aunque se trate de pocos minutos, tu vehículo puede convertirse en un auténtico horno para él.
Capilla el pelo de las mascotas: (aplica solo para aquellos que estén acostumbrados) con esto ayudaras a que se desprendan del pelo muerto y hacer menos denso su pelaje.
No rapes el pelaje de tu perro: recuerda mantener un tamaño adecuado, ya que muy corto puede perder la protección que el pelo le brinda, pero muy largo lo puede sofocar.
No sacar a las mascotas en horas de calor extremo: recuerda que en época de calor el pavimento está caliente y esto puede dañar sus almohadillas.
¿Qué hacer en caso de golpe de calor?
Si desafortunadamente tu mascota sufrió un golpe de calor actuar de inmediato y llevarlo lo más pronto posible al veterinario hará la diferencia.
El primer objetivo es hacer que su temperatura corporal baje, por lo que es conveniente mojarlo continuamente con agua (ni fría ni caliente). Evita cubrirlo con toallas, o someterlo a medidas extremas (baño en agua muy fría o uso de cubitos), sin prescripción veterinaria.
Intenta que vaya bebiendo agua fresca sin acelerarse. Ni mucha, ni muy rápido, para que vayan estabilizándose sus niveles de hidratación.
Una vez en el veterinario explica lo más detallado posible al experto el episodio que ha sufrido tu perro, así podrá examinarlo y determinar el tratamientos adecuado.
PGG