La Cuaresma de San Miguel Arcángel, o simplemente Cuaresma de San Miguel, es un periodo especial de oración y penitencia dentro de la tradición cristiana, especialmente venerado por los franciscanos.
Esta práctica devocional se trata de otro periodo de ayunos en la fe católica que tiene su auge entre los meses de agosto y septiembre, además de coincidir con otras festividades religiosas.
Para entender mejor este periodo en TELEDIARIO te traemos un breve explainer acerca de este lapso y sus principales características que lo distinguen de otras cuaresmas.
¿Qué es la Cuaresma de San Miguel y cuánto tiempo dura?
La Cuaresma de San Miguel se extiende desde el 15 de agosto hasta el 29 de septiembre, abarcando un tiempo de reflexión y preparación espiritual en honor a San Miguel y a los ángeles.
El origen de esta cuaresma se remonta a la vida de San Francisco de Asís, quien, según fuentes franciscanas del portal miradamisericordiosa, realizó una Cuaresma de oración y ayuno en el Monte Alverne, acompañado de fray Leo y fray Rufino.
Este periodo de penitencia comenzó el 15 de agosto, coincidiendo con la Fiesta de la Asunción de Nuestra Señora, y se prolongó hasta el 28 de septiembre, víspera de la fiesta en honor de los Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael.
Cuenta la historia que este tiempo de reflexión culminó con una experiencia mística para Francisco: cerca del 14 de septiembre, en la festividad de la Exaltación de la Santa Cruz, tuvo una visión de los Serafines alados y crucificados y recibió los estigmas.
La devoción hacia San Miguel Arcángel era profundamente significativa para San Francisco. Además, según apunta el Diccionario Franciscano, Francisco de Asís estaba convencido de la existencia de los ángeles como servidores de Dios y compañeros en el camino espiritual.
San Buenaventura, en su Legenda Maior, describe la intensa conexión de Francisco con los ángeles, subrayando que su amor por ellos inflamaba su devoción y su alma.
En este contexto, San Miguel, como príncipe de los ángeles y guardián de las almas, ocupó un lugar especial en el corazón del santo, pues Francisco creía en el poder de San Miguel para interceder por las almas en el purgatorio y asistirlas en el último momento de la vida.
Penitencia, reflexión y tradición distinguen a la Cuaresma de San Miguel
El origen de la Cuaresma de San Miguel se encuentra en el deseo de Francisco de tener un periodo adicional de penitencia entre Adviento y Cuaresma, dos estaciones litúrgicas ya dedicadas a la mortificación y la reflexión.
Como explica el padre Paulo Ricardo en su sitio web, Francisco instauró este tiempo especial de cuarenta días de penitencia (excluyendo los domingos) comenzando el 15 de agosto y finalizando el 29 de septiembre.
Aunque no está oficialmente incluido en el calendario litúrgico de la Iglesia, la práctica ha ganado popularidad con el tiempo.
Además, el contexto histórico de esta devoción se ve enriquecido por la tradición medieval.
El Santuario de Monte Sant'Angelo en Gargano, Italia, es un lugar clave en la devoción a San Miguel.
Se cree que San Miguel se apareció allí y pidió que el lugar fuera consagrado al culto cristiano. San Francisco, que visitó el santuario en 1216, mostró su reverencia al rezar en la entrada de la cueva y trazar una cruz en una piedra.
El tiempo de San Miguel o la Cuaresma mal entendida
A pesar de su creciente popularidad, la Cuaresma de San Miguel ha enfrentado algunos malentendidos.
El padre Paulo Ricardo señala que algunas personas han malinterpretado esta práctica, considerándola una superstición en lugar de un verdadero ejercicio de humildad y penitencia.
Al respecto, indica que la esencia de esta cuaresma no reside en gestos externos como encender velas, sino en la profundización de la humildad y el compromiso espiritual.
Esto ayuda a concluir que la Cuaresma de San Miguel Arcángel representa un tiempo de introspección y devoción.
Comenzando con la Fiesta de la Asunción y culminando con la celebración de los Arcángeles, este periodo invita a los fieles a renovar su compromiso espiritual y a profundizar su relación con lo divino, siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís y su vínculo con los ángeles.
EG