En estas fechas decembrinas, las personas creyentes de la religión católica acostumbran a realizar coronas de adviento, ya que es un símbolo de la preparación para el nacimiento del niño Jesús y su forma redonda representa el amor infinito, además está formada por cuatro velas, las cuales se encienden cada domingo previo a la Navidad.
Siempre que se enciende una vela, se hace un rezo específico y se acompaña con cantos. Lo ideal es hacer esta actividad en familia y colocar la corona en un lugar especial de la casa.
Qué vela se prende en el último domingo de adviento
Este domingo 24 de diciembre se debe encender la última vela de la corona, que normalmente es blanca la cual representa la presencia de Dios, sin embargo el color va a depender de cuál se haya elegido para su corona.
Qué se debe hacer para encender la cuarta vela de adviento
Previo a iniciar el rezo es importante que las tres velas anteriores estén encendidas. Luego, en el momento indicado, uno de los participantes encenderá la cuarta vela.
El rezo que se lleva a cabo el cuarto domingo de adviento es símbolo de que la espera del nacimiento del niño Jesús está por terminar y que el Señor está cada vez más cerca de traer la paz y alegría al mundo.
Rezo de cuarto domingo de adviento
Todos: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Guía: Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Todos: Que hizo el cielo y la tierra.
Guía: Alegrémonos porque el Señor está cerca de nosotros y viene a traernos la salvación. La espera llega a su fin, por eso hoy encenderemos la cuarta y última velada de nuestra corona. Que este símbolo nos recuerde la proximidad de la venida del Señor Jesús. ¡Dios hecho niño viene a reconciliar los corazones y estamos alegres! ¡Crece la esperanza! Iniciemos la oración de esta semana cantando Morada de la luz. (U otro canto apropiado).
Lector 1: Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (Lc 1,26-38): “Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo”
En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor».
María dijo entonces: «Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho grandes cosas en mí: ¡su Nombre es santo!» (Lc 1, 39-49).
Guía: La presencia del Señor Jesús entre nosotros nos llena de gozo y alegría. Es la Madre quien nos lo hace cercano; es Ella quien refleja la Luz de su Hijo y permite que esta llegue hasta nosotros, iluminando nuestras vidas. En compañía de Santa María encendamos la última vela de nuestra corona de Adviento mientras cantamos HOY SE ENCIENDE UNA LLAMA (u otro canto apropiado).
Guía: Elevemos ahora nuestras peticiones a Dios, acudiendo a la intercesión de la Virgen María. Respondamos después de cada petición: POR INTERCESIÓN DE TU MADRE, ESCÚCHANOS SEÑOR.
(Peticiones libres)
Recemos ahora un Padrenuestro, un Avemaría y Gloria.
Guía: Oremos. Padre misericordioso, que quisiste que tu Hijo se encarnara en el seno de Santa María Virgen, escucha nuestras súplicas y concédenos tu gracia para que sepamos acoger al Señor Jesús, tu Hijo, que contigo vive y reina en unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Todos: Amén.
Todos: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.