En el corazón de Guadalajara, la noche del 4 de octubre, la marea verde tomó por asalto la Plaza de la Liberación. Era un momento ansiosamente aguardado: la legalización del aborto en Jalisco.
Afuera del Congreso de Jalisco, las barreras metálicas dividían a dos grupos. A la izquierda, el azul celeste de quienes se oponían a la despenalización. A la derecha, el verde esmeralda, acompañado de tambores, risas y consignas que resonaban con la pasión de quienes celebraban la libertad de decidir sobre sus cuerpos.
La energía era evidente desde el primer ritmo de la batucada que animaba el ambiente. Cerca de 60 mujeres, algunas con niñas a su lado, bailaban y reían, levantando pañuelos verdes.
En un acto casi simbólico de juego y reivindicación, lanzaban burbujas con pistolas de juguete, mientras colocaban carteles en árboles y estructuras de metal. Cada gesto, cada canto y cada burbuja parecía reafirmar su determinación.
Entre las consignas más coreadas, sobresalía la de “Mari Carmen”, cuya melodía reflejaba la realidad de muchas mujeres que buscan el derecho a decidir: “La Mari Carmen quiere abortar, la Mari Carmen busca un hospital, a Mari Carmen le dicen que no…”.
Mientras tanto, dentro del Congreso, la tensión se mantenía en alto. Las colectivas feministas, después de años de lucha, esperaban que finalmente sus voces fueran escuchadas: “La manifestación es para exigir que el Congreso cumpla con la orden del Tribunal de retirar el aborto del Código Penal antes del 31 de octubre”, explicaba Patricia Ortega, de la Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos en México.
Aunque las discusiones en el Congreso parecían centrarse en la negociación de las semanas de gestación permitidas, más allá de la simple despenalización, el optimismo seguía presente.
Cerca de las 22:00 horas, tras una segunda votación secreta, llegó el veredicto: la despenalización del aborto hasta las 12 semanas de gestación era una realidad.
La noticia desató una ola de euforia entre las manifestantes, quienes estallaron en gritos y abrazos. Algunas se quedaron en el lugar, llorando de alegría, mientras otras abrazaban a los diputados que habían apoyado la medida.
Este logro, además de ser un triunfo simbólico, representa la esperanza de que la despenalización ayude a reducir las cifras de un problema de salud pública y garantice atención integral para quienes atraviesen este proceso físico y emocional.
Así, entre risas, burbujas y cantos, las mujeres de Jalisco conmemoraron un hito histórico en la lucha por sus derechos reproductivos.
AA