San Antonio de Padua es venerado en todo el mundo y es invocado para buscar al ser amado.
El personaje religioso no era oriundo de Italia ni tampoco se llamaba Antonio, de hecho, su nombre real era Fernando de Bulloes y Taveira de Azevedo.
Fue un monje de la orden Agustina, después se unió a los Franciscanos, tiempo en el que predicó en Padua, Italia.
Desde que fue canonizado, se le consideró como patrón de las causas difíciles y de los milagros del amor.
Pónle una velita al santo del amor...
En el día de San Antonio, la tradición le abre la puerta a un deseo terrenal, los devotos, especialmente mujeres le rezan para encontrar una pareja.
La tradición narra que quienes buscan pareja, deben recolectar una moneda diaria durante 13 días consecutivos.
Otros fieles católicos colocan sus peticiones en un listón rojo atado a 13 nudos, el cual es colocado junto a una veladora y la rezan una oración.
"Oh bendito San Antonio, él más gentil de todos los santos, tu amor por Dios y tu caridad por sus criaturas te hicieron merecedor, cuando estabas aquí en la tierra, de poseer poderes milagrosos. Los milagros esperaban tu palabra, que tu estabas siempre dispuesto a hablar por aquellos con problemas o ansiedades. Animado por este pensamiento, te imploro obtengas para mí…(menciona tu petición). La respuesta a mi rezo puede que requiera un milagro, pero aun así tú eres el santo de los milagros".
Y si la petición no prospera en cierto tiempo, los creyentes castigan al santo, es decir, lo ponen y le retiran al niño que trae consigo. Y aunque la iglesia católica afirma que este acto es una mitología popular, no limita sus obras prodigiosas de cupido. Aún lo llaman el santo del mundo, el santo del amor.