La felicidad de un niño no cuesta mucho.
Basta un dulce, un delicioso chili dog, un par de payasos, una sonrisa. En síntesis, llevarles un poco de alegría.
Es la fórmula que hizo felices a los niños de la Casa Hogar Padre Severiano Martínez en su festejo del Día del Niño.
La verdad es que en la Casa Hogar no hay muchos recursos, pero Raúl Hernández, ex interno del lugar, cada año se las ingenia para festejar a los niños, con una fiesta infantil que los llena de alegría.
Durante casi medio siglo, Raúl Hernández lo ha logrado, apoyado por otros ex internos y gente externa que aporta un poquito, pero gota a gota llenan de felicidad a los niños.
Actualmente son poco más de 120 niños los que toman clase en la escuela de la Casa Hogar Padre Severiano Martínez, algunos como internos.
Este Día del Niño, los pequeños de la Casa Hogar Padre Severiano Martínez tuvieron su fiesta, sencilla, pero llena de amor gracias a quienes regresan para cumplir la premisa de su mentor: apoyarlos para que logren una vida más feliz.
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