La muerte no distingue entre clases sociales, religión, culturas, edades o sexo y México desde la antigüedad la ha honrado como un ciclo natural de renacimiento, buscando recordar con cariño y admiración a nuestros fieles difuntos.
Esta tradición está plasmada en el Museo de la Ciudad 450 en su exposición Post Mortem integrada por más de 20 fotografías antiguas que muestran la costumbre que tenían los antepasados al retratar a sus fieles difuntos en su último adiós.
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La exposición estará abierta al público hasta finales de noviembre en el museo de la Ciudad 450 en un horario de martes a domingo de 10 de la mañana a 6 de la tarde.
“Es una tradición muy antigua, que estuvo muy vigente por muchísimos años en México y que representa esas culturas y tradiciones mexicanas, podrán observar en algunas fotos desde la gente humilde, con menos posibilidades económicas, cómo tomaban esa foto y hacían el recuerdo de sus seres queridos, su vestimenta de santos, las cruces y flores que les ponían para honrarlos y en la otra sala pueden ver fotos de europeos con una vestimenta diferente, pero todos con el mismo objetivo”.
En las fotografías se pueden observar a familias reunidas despidiéndose de sus seres queridos y retratos de los difuntos algunos con vestimenta referente a Santos, con símbolos religiosos y ofrendas lo que permite apreciar las tradiciones de esas épocas y que hasta la fecha son un referente y el motivo de estas tradiciones continúa, aunque algunos detalles se vayan modificando.
“El estilo de vestimenta los vestían como vírgenes o santos y también que tenían gente pudiente con los medios de poner ropones finos. Con el tiempo se ha modificado, en esos tiempos los preparaban de manera especial, les colocaban las manos en posición de descanso, pero ahora las nuevas generaciones toman fotos del ataúd y el proceso, varía la formal pero el tener un recuerdo de tus seres queridos es importante y se va a preservar en el tiempo y esta es una forma.”
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¿Qué es la fotografía Post Mortem?
La fotografía post mortem es la práctica de tomar una imagen de una persona que ha fallecido recientemente para tener un retrato conmemorativo. Esta tradición se mantuvo en el mundo occidental hasta mediados del siglo XX.
La fotografía post mortem se generalizó en Europa desde el siglo XVI, especialmente para retratar a niños y religiosos. En el caso de los niños, se hacía para preservar su imagen pura, y en el de los religiosos, porque consideraban que era una vanidad retratarse en vida.
En los siglos XIX y principios del XX, la fotografía post mortem era una forma de tener una imagen de los familiares fallecidos, especialmente de los niños, que no tenían fotografías de ellos mientras estaban vivos.
La fotografía post mortem era la única forma de tener un recuerdo de alguien que no se había hecho un retrato en vida. También era una forma de poner en marcha el tema de las herencias, sobre todo si eran ancianos.
Actualmente, existen ONG y webs que presentan proyectos fotográficos post mortem para reconfortar a las familias que han perdido a un bebé o han sufrido la pérdida de un hijo.