Sobreviviente de estampida humana en Seúl narra cómo enfrentó el fatal accidente: "mi pecho estaba totalmente aplastado"

La joven pensaba constantemente en que quería volver a ver a su madre.

Juliana Velandia, sobreviviente a estampida de Corea del Sur / Milenio y AFP
Guadalajara, Jalisco /

Juliana Velandia, de 23 años, es una de las dos mexicanas sobrevivientes de la estampida humana en Corea del Sur, la cual dejó sin vida a 154 personas y otras 149 resultaron heridas. Juliana narró para Milenio cómo vivió este fatal accidente durante una de las festividades más grandes de Halloween en Surcorea.

De acuerdo con el testimonio, Juliana acudió en compañía de una amiga, Carolina Cano, al barrio de Itaewon para celebrar las festividades de Halloween, como se hace cada año. Su intención era dar un paseo con su disfraz por el popular corredor comercial que alberga restaurantes, pubs, centros nocturnos y que es frecuentado por visitantes de todo el mundo.

Sin embargo, ella y su amiga notaron que las calles comenzaban a llenarse de mucha gente, más de lo normal, por lo que decidieron marcharse y tomar el metro. El callejón que daba a la estación del subterráneo; por donde entraron, fue Itaewon ro 27 ga gil.

A las 22:00 horas comenzó la estampida, según Juliana, la gente comenzó a empujarla hasta que en algún punto perdió de vista a su amiga.

“Nos empezaron a empujar y a empujar. El callejón es una pendiente hacia abajo y nosotras estábamos hasta arriba, donde comenzó todo. En algún punto, entre los empujones, perdí de vista a mi amiga. Mi pecho estaba totalmente aplastado, ya no podía expandir los pulmones, mis pies ya no tocaban el suelo porque había cuerpos debajo de mí. Llegó un punto en que no podía respirar y pensé ‘ok, ya me toca a mí, aquí se acaba todo’”, contó.

Pero sobre todo había un pensamiento que Juliana no dejaba de pensar en medio del tumulto donde estuvo por más de 30 minutos atrapada.

"Necesito volver a ver a mi mamá. El aire era irrespirable”, comentó Juliana, recordando el fatídico momento.

No se podía mover ni un solo músculo. Durante ese tiempo dejó de sentir la circulación de sus piernas, no podía mover ni siquiera los dedos de los pies; a su alrededor una imagen de pesadilla ocurría: todas las personas se encontraban inconscientes, nadie hablaba y parecía que ella sería la siguiente en sucumbir a la asfixia. Entonces algo ocurrió. Juliana lo describe como “el instinto humano”.

“No, no, no te vas a morir. Yo necesito volver a ver a mi mamá que está en México. No me puedo morir aquí”, fueron los pensamientos empujaron a Juliana a salvarse de la tragedia.

Comenzó a aspirar pequeñas porciones de aquel aire envilecido que, sin embargo, era vida para ella. Respiraba muy poco, dijo, "con mi boca, no con mi nariz porque el aire ya no me alcanzaba, y así me mantuve entre 30 y 40 minutos, respirando de a poquito hasta que quitaron al muchacho que tenía encima de mí y me rescataron".

“Le debo la vida al muchacho coreano que me jaló del brazo y me rescató. Yo nunca estuve con los paramédicos. Quien me rescató fue un civil que pasaba por la calle y entró al lugar a ayudar”, agregó.

Juliana es originaria de Mexicali y estudia medicina en la en la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) pero se encuentra de intercambio en la Universidad Católica de Bucheon, en Seúl. Y a pesar de lo sucedido, por el momento, no volverá a México.

​MRG

  • Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de TELEDIARIO; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
LAS MÁS VISTAS