Un 22 de abril pero de 1992, Guadalajara se tiñó de rojo debido a las explosiones en el sector Reforma que dejaron daños en mil 400 viviendas y provocaron la muerte de al menos 212 personas.
La primera explosión ocurrió a las 10 de la mañana en el cruce de la Calzada Independencia y Aldama, ocasionando un hoyo de 10 metros de profundidad; posteriormente, siguieron más explosiones que abarcaron al menos ocho kilómetros a la redonda.
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Los habitantes del barrio de Analco dos días antes habían reportado a las autoridades un fuerte olor a gasolina proveniente de alcantarillas, lavamanos, fregaderos y caños, sin embargo, los encargados de Pemex no verificaron que ocurría y hasta la actualidad, autoridades municipales no han reconocido su supuesta responsabilidad de los hechos.
Incluso Trinidad López Rivas, el entonces jefe de Bomberos de Jalisco, afirmó horas antes de las explosiones que no existía ningún riesgo en el barrio de Analco. No obstante, un día antes y según versiones que continúan sin ser esclarecidas, aseguran que Trinidad López Rivas exhortó a los encargados de Pemex a que analizara el aceite que había sido encontrado en el agua pero las autoridades hicieron caso omiso.
Aun con ello y a 30 años de lo sucedido, los sobrevivientes de las explosiones continúan recordando a los más de mil 470 heridos que fueron sacados bajo los escombros por los elementos de Protección Civil y Bomberos de Jalisco.
Además, después de este hecho, el personal correspondiente de las investigaciones concluyó que las explosiones fueron causadas por la presencia de zinc y materiales que tuvieron una reacción de corrosión en las tuberías.
Lo anterior provocó que la gasolina se fugara hasta el subsuelo y posteriormente, ocurrió lo mismo en la tubería municipal de Guadalajara
De acuerdo con información del gobierno de Jalisco, el recuento de los daños arroja que hubo 212 personas fallecidas, mil 480 heridos, mil 400 casas destruidas y 450 comercios sufrieron pérdidas totales.
Sin embargo, también hay cifras extraoficiales que afirman que no hubo 250 decesos, sino 700 y que al menos hubo 69 personas reportadas como desaparecidas.
Cabe mencionar que el entonces gobernador de Jalisco Guillermo Cosío Vidaurri solicitó una licencia para ausentarse días después de las explosiones, similar a lo que hizo Enrique Dau Flores, ex alcalde de Guadalajara.
MRG