Familia migrante en su paso a Monterrey busca el "sueño americano"; esta es su historia

Enfrentando un calvario en su camino hacia Estados Unidos, han superado desafíos inimaginables.

Keyla y su familia buscan el sueño americano | Marcela Cuevas
Monterrey, Nuevo León /

En una travesía marcada por la perseverancia y la esperanza, una valiente madre y sus hijos buscan alcanzar el sueño americano, se trata de Keyla de 33 años de edad.

Enfrentando un calvario en su camino hacia Estados Unidos, ha superado desafíos inimaginables, esta familia migrante ha sorteado fronteras peligrosas y situaciones adversas con la determinación de construir un futuro mejor.

La historia de Keyla y sus hijos en busca del sueño americano

“He pasado por cosas muy horribles, allá en Sierra Ventana me intentaron secuestrar, me robaron todos mis papeles, entonces yo dejé el trámite tirado, porque si la gente ve que usted no es de ahí la secuestran”, dijo Keyla.
“Decidí salir de mi país porque la pobreza está bien extrema la verdad, mire yo primeramente lo que yo quisiera así en realidad, es que mis hijos vivieran el sueño americano, yo no lucho por mi, lucho por ellos, cuando me caigo y me quedo en el suelo y me vuelvo a levantar sólo lo hago pensando en ellos, sólo por eso, porque yo mamá y papá no tengo, pero mi razón de vivir, son esos niños y a ellos son a los que protejo a capa y espada.”

Navidad y año nuevo para ellos pasó como un día normal, si hubo cena pero no hubo abrazos con familiares y amigos, tampoco hubo brindis pero sí un deseo que no sale de su mente; cruzar la frontera e instalarse en Estados Unidos.

“Yo en la Navidad sentía yo que necesitaba un techo y sentí que se me rompía el corazón, pero mis hijos siempre me apoyan y me dicen que están conmigo.”

Su historia es un testimonio de la lucha diaria que enfrentan muchos en busca de oportunidades y el deseo de un mañana más prometedor.

Por otro lado está Jefferson, un pequeño de 9 años, viaja con su familia, compuesta por dos hermanos, sus padre y su madre embarazada.

Su inocente deseo al iniciar el nuevo año es simple pero conmovedor, expresado con una pureza que llega al corazón.

“Para este 2024 me gustaría pedir poder comer, hemos pasado en carreteras peligrosas alguna gente que tiene buen corazón nos dan rite pero me siento mal con eso porque aguantamos muchos fríos, que Dios bendiga a todas las personas que nos han ayudado en el camino.”

La única esperanza de estos dos migrantes y sus familias es aferrarse a la esperanza de continuar la caminata, avanzar en su recorrido y perseguir incansablemente el sueño que los impulsa.

bimc

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