Para algunas familias el 31 de diciembre no fue un día de celebración, ya que muchos tuvieron que esperar a sus familiares enfermos a las afueras de algún hospital, soportando además de la angustia, las bajas temperaturas que han predominado en los últimos días en el Área Metropolitana de Guadalajara.
Algunos tapatíos afirman que el 31 fue un día de tristeza, sobre todo, porque no pudieron celebrar como en años anteriores. Aun así, tomaron el fin de año como un día para pedir fe y que en este 2024, sus enfermos puedan recuperar la salud para volver pronto a casa.
Una de estas familias fue la de Guillermo, quien fue internado en el Hospital Civil Antiguo Fray Antonio Alcalde el pasado 26 de diciembre, un día después de la navidad.
“A él me le dio un derrame, me le han dado tres infartos, tiene úlceras en los pies, ahí estamos haciéndole la lucha por salir adelante”, comentó María del Refugio Orozco, madre del paciente.
Guillermo tiene 44 años y desde hace ocho ha padecido de varias enfermedades, debido a una trombosis. Pero en los últimos días su situación se agravó y lo tuvieron que internar.
Su madre, la señora María del Refugio, no se ha despegado del hospital. También han acudido a visitarlo su papá, algunos hermanos y más familiares; todos unidos, con mucha fe y esperanza de que pronto lo den de alta y puedan iniciar juntos el 2024.
“Esperemos que todo salga bien y que salga adelante, para estar más años juntos. Aunque estemos ahorita separaditos porque no nos dejan estar mucho aquí, pero todos estamos unidos”, mencionó doña Refugio.
Buscan ayudar al prójimo
Hay gente que en estas fechas decide compartir un poco de lo que tiene y fue así como la familia de la señora Leonor acudió a este hospital para llevar pozole calientito a la gente que esperaba a las afueras con sus familiares, una labor que vienen realizando ya desde hace varios años.
“Lo hacemos de vez en cuando, cuando podemos, es algo que nos nació a mi familia y a todos y todos cooperamos poquito, nos juntamos entre todos y ya venimos aquí a traerles un poquito a las personas que lo necesitan, de todo corazón, con muchas ganas”, mencionó Leonor.
Además, no apoyan solo a los familiares que tienen a sus enfermos internados, sino también a gente sin un hogar.
“Es algo que tenemos ya como tradición, tratar de apoyar al prójimo en lo que podamos. Llega gente que tiene a sus enfermitos en cama, gente que vive en la calle, que va de pasada”.
Si bien, no fue un día de celebración para muchos, sí fue un día de esperanza, fe y donde las buenas acciones, hechas con el corazón, se hicieron presentes.
MRG