Lo primero que uno ve al entrar a las grutas de Bustamante es la figura de un enorme caracol, pero es apenas el principio de las mil maravillas que te encontrarás.
En el ojo de agua de San Lorenzo, que tiene 10 parajes luego de la salida de Bustamante, Nuevo León, cientos de familias se hacen presentes para acampar cada Semana Santa.
"Estamos aquí desde ayer, llegamos a las 10 de la mañana y pusimos un jarrito de frijoles, luego hicimos una salsita, unos huevitos y más tarde, arroz".
Doña Rosalba Rentería vive en Nuevo Laredo, Tamaulipas, pero cargó con hijas, yernos, sobrinos y nietos, para acampar al aire libre en ese lugar. Disfrutaron del río, de las hamacas, los columpios y del paisaje.
"Salimos seguido a acampar aquí, convivimos y nos gusta mucho cocinar, lo hacemos con leña, y queda todo muy sabroso".
Ubicado en el cañón de Bustamante, el ojo de agua de San Lorenzo es un venero que forma un río, en cuyas orillas hay parajes paradisíacos. Los niños disfrutan en el agua o subiendo los árboles, y los adultos de la tranquilidad.
"Todo está muy tranquilo, dice Prisila Cepeda, originaria de Guadalupe, te desconectas de lo habitual, del tráfico, la rutina, todo está muy bien".
Al lugar llega para acampar gente de Tamaulipas y de la zona metropolitana de Monterrey. Nuevo Laredo está a dos horas y la capital nuevoleonesa a una hora y media.
Doña Rosalba y su familia conocieron a Priscila y su esposo Luis Mata en el lugar, y se hicieron amigos.
“Aquí nos conocimos, el lugar está muy bien, por la naturaleza, el agua está muy buena, y todo muy seguro, porque pasa la policía seguido”, dijo Luis.
Es un poco de aventura en un lugar donde la naturaleza es el principal atractivo para los visitantes.
Historia de Bustamante, Nuevo León
Enclavadas en la Sierra de Gomitas, estas grutas son uno de los principales atractivos en la región Norte de Nuevo León.
Las grutas de Bustamante o Grutas del Palmito, fueron descubiertas en 1906 por un campesino, Juan Gómez, que sintió la corriente de aire de un hoyo en la tierra mientras buscaba palmito en lo alto de la montaña.
Al escarbar vio una enorme nave, con formaciones geológicas sorprendentes, que han llenado de asombro a legos y especialistas.
Cayetano Gómez, hijo del descubridor, tiene 30 años como guía. Ha bajado varias veces a las profundidades sin hallar fondo. Lo más profundo que se ha llegado es a 12 kilómetros.
Son 70 salones los que se tienen identificados, aunque los visitantes todos tienen acceso a uno y un sinnúmero de formaciones más, que van desde Homero Simpson, un arbolito de navidad, una virgen, y mil cosas más.
Desde que inició la Semana Santa, muchos regiomontanos han acudido a admirar las bellezas que les ofrecen las grutas, y sobre todo los niños salen encantados.
Las grutas se encuentran a 7 kilómetros de la cabecera municipal de Bustamante, y tiene la ventaja de que un camión los deja en la puerta, sin tener que cansarse en la enorme pendiente.
bimc