El histórico barrio mágico del Ojo de Agua volvió a llenarse de vida y fervor este domingo durante la celebración de la tradicional fiesta del Santo Cristo del Ojo de Agua, una festividad que cada año reúne a cientos de personas en torno a la fe y las costumbres locales. Familias enteras, parejas y amigos se dieron cita desde las primeras horas del día, disfrutando de una jornada que combinó lo espiritual con lo festivo.
Como es costumbre, los creyentes acudieron a las distintas misas celebradas en la capilla, donde con devoción rindieron homenaje al Santo Cristo, pidiendo favores y agradeciendo los milagros concedidos. Las campanas resonaban, anunciando el inicio de cada ceremonia religiosa, mientras la gente se congregaba en la explanada del barrio, creando un ambiente de festividad.
Amplia variedad de antojitos
La celebración no solo fue de fe, sino también de sabores y tradiciones. Los asistentes aprovecharon la ocasión para degustar una amplia variedad de antojitos, desde los clásicos churros espolvoreados de azúcar, hasta los nachos rebosantes de queso y las fresas con crema, que hacían las delicias de los más pequeños.
Las frituras, tacos y elotes tampoco faltaron en los puestos que se extendían a lo largo de las calles, convirtiendo el evento en una verdadera feria gastronómica. Para muchos, fue la oportunidad perfecta para hacer una pausa y cenar en alguno de los puestos de comida que se instalaron especialmente para la ocasión.
Entre risas y conversaciones, la gente paseaba por las calles del barrio, disfrutando del clima y la música de los grupos locales que animaban la festividad. La fiesta del Santo Cristo del Ojo de Agua no solo es una fecha religiosa, sino también un símbolo de identidad para los saltillenses, que cada 8 de septiembre encuentran en esta celebración una oportunidad para reconectar con sus raíces y compartir con sus seres queridos momentos de alegría y tradición.
El cierre de la celebración estuvo marcado por un espectáculo de pirotecnia que iluminó el cielo de Saltillo. Familias y amigos se detuvieron para contemplar las luces que pintaban el firmamento con destellos de colores, creando un final espectacular para un día lleno de tradición.
Historia de la parroquia del Santo Cristo del Ojo de Agua
La parroquia del Santo Cristo del Ojo de Agua, ubicada en la colonia del mismo nombre es una de las más emblemáticas de Saltillo, pues se encuentra justo sobre el manantial por el cual la ciudad recibe su nombre.
La parroquia de un estilo neorrománico inició su construcción a mediados del año 1894 y culminó a finales de 1917, siendo una de las más visitadas desde su creación y hasta la fecha una de las más importantes para la comunidad católica de la capital de Coahuila.
El barrio del Ojo de Agua donde fue construida se fundó en mayo de 1873, siendo el más antiguo del municipio, mismo que fue abastecido del vital líquido que emana del manantial, que por más de 440 años no ha dejado de correr agua en él.
Fue aquí donde el general Francisco de Urdiñola ordenó la construcción de la villa de Santiago de Saltillo del Ojo de Agua el 25 de julio de 1555.
Subiendo por las escaleras centrales, del lado izquierdo se encuentra el Ojo de Agua, lugar donde decenas de creyentes acuden a consumir el vital líquido del manantial y otros más a tomar un poco y llevarlo a sus familiares enfermos, ya que se cree que esta agua es milagrosa.
En el lugar se encuentra la imagen del patrono del templo, el Santo Cristo del Ojo de Agua, pintura realizada en España en el año de 1925 que arribó al lugar en el año de 1928, acrecentando la fe de los creyentes.
Es mucho lo que se sabe de los antiguos pobladores y la llegada de los españoles a la ciudad, pero de manera resumida, Saltillo obtuvo este nombre debido a que en lo que hoy conocemos como el Ojo de Agua, había un pequeño salto de agua, el cual por su tamaño fue denominado ‘Saltillo’, o al menos esa es la historia que se ha contado con el pasar de los años.
JVS