Las bajas temperaturas en la entidad causaron que los regiomontanos buscaran mitigar el frío con un menudo o un pozole.
Desde temprana hora las personas hicieron fila incluso antes de que abrieran el local de menudo ubicado sobre la avenida Churubusco en el municipio de Monterrey.
Los clientes señalaron que el frío, combinado con la final del mundial hicieron que buscaran una opción culinaria que saciara el hambre.
"Venimos desde temprano, ahorita con el frío se antoja más, a parte es la final del mundial y hay que verlo acompañado de un rico desayuno".
Hubo quienes incluso llevaron hasta sus recipientes para poder llevarse su menudo o pozole.
"Si pues ya traemos nuestra tinita para llevarnos el menudo y aprovechar el friecito que se siente".
Por separado una de las encargadas del negocio de comida dijo que cuando hace frío en automático se incrementa el flujo de personas.
"Buscan algo calientito para quitarse el frío, aquí les damos su menudo, su pozole o taquitos de barbacoa".
"Ahorita que se vino el frío las ventas se incrementan, nos va muy bien".
En definitiva, la combinación de frío y el partido del mundial hicieron que los regios salieran a conseguir un buen almuerzo.
¿Por qué nos da más hambre en invierno?
Así como en temporada de verano la temperatura corporal aumenta, en la invernal el frío provoca que baje la temperatura del cuerpo y, para recuperarla, nuestro organismo nos pide más calorías con antojos de carbohidratos, alimentos dulces y con grasa.
Basta con que el cuerpo esté dos o tres grados por debajo de los 36 grados centígrados a los que normalmente se encuentra, para que el antojo aparezca, aun cuando en un país con altos índices de sobrepeso y obesidad la mayoría de las personas tienen suficientes reservas para hacer frente a esta condición.
"El frío no aumenta nuestra demanda de energía, sino el descenso en la temperatura de nuestro cuerpo, ya que el cuerpo produce calor a través de los temblores en los músculos al titiritar, la necesidad de movernos constantemente y lo que se conoce como 'efecto térmico de los alimentos', que se da después de comer", señaló la nutrióloga Ana María González.
Todas estas calorías extras que gastamos para mantenernos calientes se compensan no sólo con el aumento en nuestra sensación de hambre, sino también con nuestro antojo por comidas y bebidas calientes, muy dulces o con alto contenido de grasas.
Incluso existe la teoría de que hay una memoria genética que nos lleva a aumentar nuestras reservas de energía en la temporada de bajas temperaturas.
Al gastar energía para mantener el calor corporal y haber una demanda extra de energía aumenta el hambre, pero hay que tener cuidado para no dar rienda suelta a los antojos pensando en que el frío compensará esa ingesta.
mvls