Quién pensaría que detrás de un destacado estudiante de Ciencias Químicas se escondería un potencial feminicida. Este es el caso de Gregorio Cárdenas Hernández, ex alumno de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que en 1942 asesinó a cuatro mujeres y las enterró en su patio.
Además su caso es controversial, ya que, según un artículo publicado en la revista de la UNAM, 'El Búho Andariego', al ser liberado fue homenajeado y ovacionado por el Congreso de la Unión, pues representaba el sinónimo de readaptación social, y su caso cimentó las bases para que se descartara la pena de muerte en México, pese a que los delitos sean horrorosos.
Los periódicos que existían en ese entonces cubrieron la noticia por más de un mes, ya que este tipo de sucesos no eran nada frecuentes, esto hizo que se convirtiera en uno de los homicidas más conocidos de México, bajo el apelativo de El estrangulador de Tacuba.
Historia criminal de 'El estrangulado de Tacuba'
Goyo Cárdenas, como es conocido, fue internado en noviembre de 1942 en el manicomio La Castañeda, luego de ser sometido a numerosos dictámenes psiquiátricos con diagnósticos que no concordaban. Poco tiempo después fue encarcelado durante 30 años en la extinta cárcel de Lecumberri, pues entre sus declaraciones confesó haber matado a las cuatro mujeres que fueron localizadas enterradas en el patio de su domicilio ubicado en la calle Mar del Norte, de la colonia Tacuba en la Ciudad de México.
Una mujer, quien era frecuentada por Gregorio Cárdenas, fue reportada como desaparecida, sin emabargo, en los interrogatorios, Cárdenas se quebró y confesó haberla matado; la policía encontró el cadáver de la joven en el domicilio.
De acuerdo con el artículo 'Desencanto y psicología social: Las cloacas de un pasado común', escrito por Juan Soto Ramírez, los cuerpos hallados en su casa correspondían a María de los Ángeles González, de 16 años de edad, a la que ahorcó la noche del 23 de agosto; Rosa Reyes Quiroz, también de 16 años, la asesinó el 29 de agosto; el 2 de septiembre terminó con la vida de Raquel Martínez León, y con la de Graciela Arias Ávalos, el 7 de septiembre.
Gregorio Cárdenas, sin indicios de una enfermedad mental
Los estudios psiquiátricos que le practicaron no arrojaban enfermedad mental alguna que pudiera explicar los feminicidios. Al permanecer recluido leía sobre trastornos mentales, estudió derecho, pintaba y escribió cuatro libros: Celda 16, Pabellón de locos y Una mente turbulenta.
El doctor Alfonso Quiroz Cuarón, padre de la criminología mexicana, se encargó de atenderlo, mismo que determinó que la conducta de Goyo se debía a una encefalitis (inflamación del cerebro por infección viral) e informó en su libro El caso del estrangulador que el feminicida gustaba de torturar y matar pollos o conejos.
En un artículo publicado por Andrés Ríos, en el portal ResearchGate, se menciona que mientras su estancia en La Castañeda sostuvo buenas relaciones con las autoridades, quienes le autorizaron salir a Mixcoac o al centro del entonces Distrito Federal para surtir la tienda que tenía dentro del manicomio, y del cual se fugó en 1946 a Veracruz para pasar unas vacaciones en compañía de su novia, una enfermera de la institución.
'El estrangulado de Tacuba' fue liberado a los 62 años
Luego de permanecer recluido en el palacio negro Lecumberri, Gregorio obtuvo su libertad el 7 de septiembre de 1976 cuando el abogado Salvador Salmerón Solano logró convencer al juez de que, a los 62 años de edad, su cliente carecía de apetito sexual que lo había llevado a perpetrar sus crímenes en el pasado.
Una vez en libertad, Goyo fue invitado a una sesión a la Cámara de Diputados ocupando el palco de honor. Los diputados se pusieron de pie y ovacionaron al feminicida serial, quien presuntamente se mostraba totalmente rehabilitado. Cuatro años después, ingresó a la UNAM como estudiante de derecho y se tituló en 1985. Litigó durante el resto de su vida y falleció en el año 1999.
LARR