Los inicios de la cantina ‘La Fuente’ o la de la bicicleta se remontan en el siglo pasado, exactamente en el año de 1921, año en que fue inaugurada por su primer dueño, Florencio López Mariscal, mismo que con el paso de los años se la heredó a su hijo Antonio López Escobar.
De primera instancia, la cantina se ubicó en la calle Hidalgo, después de terminar la Revolución Mexicana, en ese lugar era donde estaba la fuente, misma que le dio el nombre al lugar. Posterior a esto, en 1950 fue cuando se hizo ‘la cruz de plazas’ en el Centro Histórico de Guadalajara y tuvo que cambiar su domicilio por el que tiene actualmente en Pino Suárez #78.
Anteriormente solo podían ingresar hombres y se juntaban a jugar juegos de azar o simplemente a tomar, y fue hasta 1980 cuando a las mujeres se les dio acceso a la cantina.
La historia de la bicicleta
Esta cantina es conocida popularmente por tres principales nombres, la de la fuente, la de los cien años y la de la bicicleta.
Este último nombre se le otorgó popularmente ya que literalmente hay una bicicleta justo debajo de un arco, y es que en alguna ocasión, el actual dueño, Antonio López Escobar, dijo haberla subido donde estaba ese arco, ya que una persona la olvidó.
Antonio contó que es falsa la historia que una persona la empeñó al no tener dinero para pagar lo que ingería, y que tampoco se le negó el servicio a este hombre porque venía en estado de ebriedad. La verdadera historia fue que sí llegó un hombre en estado de ebriedad a bordo de la bicicleta, y la dejó entre las mesas y se pasó directo al baño, después de hacer sus necesidades, se retiró sin decir nada y olvidó la bicicleta.
Ante esto, Antonio dijo que la quitó de donde estaba porque estorbaba y la puso donde hasta ahora continúa, debajo del arco, ya que dijo que si la ponía a esa altura, alguien la reclamaría al verla, pero hasta la fecha nadie ha ido por ella y tampoco supieron el nombre de la persona que la dejó.
MQ