En cualquier semáforo del centro de la ciudad comienzan la venta de pays de mazapán, de queso, coco, nuez y chocolate. Son un pequeño grupo de haitianos que al no encontrar empleo, comenzaron la venta de pastelillos. Son cuatro y se encuentran en distintos puntos del primer cuadro de la ciudad.
Antoni Leveau desde hace dos semanas se encuentra en Durango y la necesidad de llevar dinero al lugar que habita junto con su hijo lo ha llevado a las calles a vender.
Narra que al llegar a Durango y no contar con una fuente de ingreso, una mujer duranguese cocina los pays que comercializan en las calles. Pasan frío porque no tienen casa en estos momentos y desea llegar California porque es un clima más cercano a Haití.
Desde que comenzó el éxodo de Haití, arribó a Brasil y luego por Bolivia, Colombia, Panamá, Guatemala y luego en México desde la frontera sur, para llegar hasta Durango con la transportación desde Tapachula, Chiapas.
Para Leveau, Durango es un lugar tranquilo en el que pueden hacer una escala luego de viajar desde Sudamérica. Muy complicado lo consideró. Y el estar en la ciudad de Durango, les permite el llevar este tipo de actividades sin preocuparse.
Leveau es principiante en la venta, se pasea de un lado a otro de la banqueta mientras los automovilistas esperan el verde para entrar al centro por la calle Independencia. Ya son casi las tres de la tarde, y sus compañeros lo alcanzar para regresar al sitio en el que se encuentran.
Pero en otros puntos de la ciudad, en la lateral para entrar a avenida Universidad, se encuentra otro, pero es más animado para vender. Platica con la gente, los convence de pagar los 25 pesos que cuesta cada uno de los pays, que no sobra decirlo: son muy buenos.