Su imponente arquitectura y magníficas torres hacen de la antigua penitenciaria de San Javier, una de las construcciones más añejas y colosales de la ciudad de Puebla.
El inmueble se ubica en avenida Reforma número 1035 en el Centro Histórico de la capital poblana, a unos pasos del Paseo Bravo. Su encanto tiene que ver con la antigüedad del recinto y su transformación con el paso del tiempo.
La vida religiosa en Puebla
El edificio tiene origen en el siglo XVII, cuando los religiosos de la Compañía de Jesús se encargaron de educar a los indígenas y a su formación. En el año 1743, los jesuitas construyeron una iglesia en honor a San Francisco Javier y en 1751, el lugar se convirtió en colegio para diversas generaciones.
Pero, con la expulsión de los jesuitas en el siglo XVII, a un costado de la institución fue construido un panteón para llevar a las víctimas de la epidemia de cólera en los años 1812 y 1813.
El fin del colegio y el inicio de la prisión
Después de que el colegio dejó de operar, las autoridades de ese tiempo determinaron que el espacio fuera destinado a un cuartel y hospital militar, pero en el año 1840 decidieron transformarlo en una cárcel.
En 1863, cuando Puebla fue escenario de la invasión francesa y la ciudad estuvo sitiada, el predio quedó severamente dañado por los ataques y bombardeos, por lo que en 1880, la obra fue terminada con nuevo diseño con torres, celdas y espacios para hombres y mujeres.
En tiempo del 'Porfiriato', la fortaleza funcionó como instituto correccional, ahora inspirado en los edificios que empezaban a operar en Estados Unidos. En este lugar, el 1 de abril de 1891, fue abolida la pena de muerte, siendo la primera prisión en el país en lograr esta determinación.
¡Adiós a la penitenciaria!
A principios de los 80, el Gobierno del Estado decidió emitir una consulta popular, en la que se determinó que el recinto albergara oficinas gubernamentales y del Instituto Cultural Poblano.
Por cierto, en ese tiempo estaba llegando a su fin la cárcel de Juan de Dios en el Centro Histórico frente al templo de Santa Mónica, esto por la reciente creación del Centro de Readaptación Social (Cereso) de San Miguel.
En el año 2015, el Gobierno Estatal volvió a hacer otra modificación, ahora la antigua cárcel se convirtió en sede del Centro Integral de Servicios (CIS), un espacio para que los poblanos puedan realizar sus trámites de gobierno y pago de impuestos.