La historia popular narra que en 1821, en la ciudad de Puebla, las madres agustinas del ahora ex convento de Santa Mónica elaboraron el tradicional chile en nogada en honor a Agustín de Iturbide, esto para festejar la consumación de la Independencia de México.
Esta anécdota ha trascendido en el tiempo con algunas modificaciones; Sergio Moisés Andrade, director del Museo de Arte Religioso Ex Convento de Santa Mónica, compartió en entrevista con TELEDIARIO Puebla que otra teoría apunta a que el platillo proviene de una historia del escritor Artemio del Valle Arizpe, el cual relata que la receta fue creación de las novias de tres soldados del Ejército Mexicano, quienes quisieron sorprender a sus amados.
“Son cuestiones que han estado en la imaginación y hasta hace poco realmente se ha explotado como una cuestión de turismo. Por otro lado, los estudiosos de la gastronomía han encontrado que los chiles rellenos ya existían desde el siglo XVII y la nogada proviene de la cocina italiana. La receta tiene sus variaciones con los años y cada familia la prepara diferente”, comentó.
Pese a ello, a inmueble se le conoce como el hogar del platillo joya de la gastronomía poblana. Algunas recetas de la cocina conventual están plasmadas en el libro “Mujeres construyendo un mundo, las recetas del convento de Santa Mónica en Puebla”, de la doctora Cecilia Vázquez Ahumada, investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de Puebla, quien entrevistó a la última monja de este convento.
“Hay muchos dulces y postres. Guisos como el mole son reflejo de lo que era la cocina mexicana. En esos recetarios no aparece, en el archivo de ayuntamiento existe un documento en el que se habla del banquete a Agustín de Iturbide; nada más dice eso, que se le hizo un banquete en el Palacio Municipal, pero no revela en qué consistió”, mencionó Sergio Moisés Andrade.
El arte barroco y la vida religiosa
El encargado de este museo narró que el origen del convento se remonta a principios del siglo XVII. El edificio era un espacio para recibir a las mujeres que deseaban consagrar su vida al servicio de la Iglesia católica, pero durante el gobierno de Plutarco Elías Calles las instituciones religiosas fueron suprimidas y perseguidas. En 1935 se convirtió en un museo donde se reunieron colecciones de pintura y escultura religiosa de distintos conventos femeninos de la entidad.
“Este museo se hizo con la idea de retomar lo que fue la época virreinal de nuestro país. En este museo se muestran obras de arte, tanto pinturas como esculturas, así como ornamentos del culto religioso que llegaron de diferentes templos de la ciudad”, comentó. En cuanto a la construcción, comentó que recibió modificaciones en el XVIII, una intervención mayor en el siglo XIX y principios del XX. Su estilo es barroco y se aprecia en las fachadas del Patio de Profesas, el uso de talavera poblana y petatillo. Destacó que tiene dos patios (profesas y novicias), de los cuales en el primero se encuentra un árbol de granada.
En cuanto a la construcción, comentó que recibió modificaciones en el XVIII, una intervención mayor en el siglo XIX y principios del XX. Su estilo es barroco y se aprecia en las fachadas del Patio de Profesas, el uso de talavera poblana y petatillo. Destacó que tiene dos patios (profesas y novicias), de los cuales en el primero se encuentra un árbol de granada.
Añadió que un dato de este museo es que dotaba de agua a los barrios aledaños: San José y San Antonio y parte de lo que ahora es el Mercado 5 de Mayo, ya que contaba con una caja de agua.
Por último, mencionó que el museo cuenta actualmente con cuatro colecciones de antiguos conventos femeninos, tales como: Santa Catalina, Señor San Joaquín, Santa Ana y La Soledad. Asimismo, posee 23 salas de exposiciones permanentes repartidas entre la planta alta y planta baja: la Virreinal Puebla de los Ángeles, Cocina y Despensa, Sala introductoria y Vida de San Agustín Terciopelos de Rafael Morante, al ser esta última la más visitada por locales y turistas.
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