Sandra es una de las 300 personas migrantes que se encuentran aún varadas en el municipio de Irapuato; ella salió de Medellín, Colombia con su esposo e hijo en busca de una mejor vida en Estados Unidos.
Luego de haber recorrido más de 3 mil 470 kilómetros por vía terrestre desde Medellín hasta México, Sandra Hoyos de 42 años lleva más de un mes viajando para cumplir ‘el sueño americano’ que las autoridades federales han truncado, pues tiene más de cinco días durmiendo bajo el puente Siglo XXI en el municipio de Irapuato.
“A veces sí me arrepiento, pero hay que echar pa’ delante, ya estamos aquí entonces ya hay que echarle, quiero trabajar muy duro, y quiero sacar a mi familia que dejé en Colombia y sacarlos adelante, dejé dos hijos, están muy jóvenes y me gustaría darles estudios y quizá llevarlos para allá”, explicó.
Sandra salió de casa el pasado 31 agosto con todos sus ahorros, en compañía de su esposo, su hija mayor y su nieto de cuatro años sin imaginarse que durante su travesía se toparía con decenas de impedimentos, en especial de los abusos de autoridad y discriminación que ha vivido en territorio nacional.
“Ha sido un poco dura porque nos han tratado muy mal por ser colombianos, en las alcabalas, en los retenes había que dar plata, pedían dinero, los policías. En mi caso me metieron en un cuarto oscuro con otras mujeres haitianas y a ellas las desnudaron y les quitaron toda la plata. A mí no porque traía una blusita y un leggins yo les dije “no tengo nada” pero no me querían dejar seguir, yo tenía una cadenita de oro que me había regalado mi hija y el policía me dijo “es de oro” y yo dije que sí llévesela”, platicó.
La mujer con tristeza en sus ojos relató que antes de llegar al refugio donde se encuentran ahora, policías armados atacaron por sorpresa en medio de la noche el autobús que los llevaba hacia el norte del país, dejando a niños, adultos mayores, mujeres embarazadas en medio de la nada.
“Veníamos para acá directo y nos bajaron del bus a la media noche con niños, con personas mayores y nos tocó caminar toda la noche hasta entrando a la terminal de México, nos tocó caminar noche y día, la verdad no sé decirle los estados porque no sé”, narró.
Aunque en su pueblo natal tenía un negocio de muebles y productos hechos de madera la economía en Colombia fue decayendo, y Sandra cada día veía la vida más cara y el sueño por dar una mejor vida a sus hijos se nublaba.
“Un poco duro porque el trabajo fue decayendo, la economía de un momento a otro subió, todo se puso muy caro de un momento a otro, todos decían ya vamos a terminar como Venezuela y se veía porque en las tiendas cada vez todo más caro y el dinero casi no rendía, entonces la idea de venirnos fue también por eso porque queríamos como progresar”, comentó.
Aunque el miedo, el cansancio y la desesperación de no saber qué es lo que le espera a ella y su familia, Sandra no pierde la fe en que podrá cruzar la frontera y llegar a los Estados Unidos pues regresar a Colombia para ella no es una opción.
“Sería muy duro porque imagínese ya uno dejó todo en Colombia, prácticamente ya uno no tiene nada para volver a empezar, sería muy triste, pero si toca, toca. La idea es llegar allá y salir adelante, pero si Diosito no quiere es por algo y nos tocará regresar a Colombia o ver que hacemos acá”, explicó.
Estados Unidos ha sido y se mantiene como el principal destino mundial según estadísticas del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales (DAES) de las Naciones Unidas (ONU) con más de 50 millones de migrantes internacionales.