Gandhy Alejandro Ramos Naranjo es un hombre que poco a poco ha eliminado el machismo de su vida para ser un mejor padre, o tutor, como prefiere llamarlo.
Llegar a esta fase de su vida no ha sido fácil y le ha costado un reconocimiento propio que, algunas veces, los hombres son incapaces de admitir por temor al qué dirán. Atravesó por un divorcio, venció su creciente gusto por el alcohol y vio partir a algunos amigos a causa del covid-19 o el cáncer.
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Con un hijo de 18 años, Gandhy está avanzando para ser una mejor persona aprendiendo de las nuevas masculinidades, pero más importante, con miras a compartir los valores y el amor que poco a poco ha recuperado partiendo de sí mismo, de su deconstrucción.
¿Qué es la deconstrucción de los hombres?
A propósito de este término, la Real Academia Española (RAE) define a la deconstrucción como “deshacer analíticamente algo para darle una nueva estructura”, pero para Gandhy ha representado algo más allá, por ejemplo; la capacidad del hombre para pedir ayuda.
CM: ¿Cuándo empieza la deconstrucción en un hombre?
GR: Cuando un hombre ya empieza a estar deconstruido, ¿sabes lo primero que va a hacer? Pedir ayuda. Los hombres que dicen: “Ey, ¿qué crees, me estoy ahogando ¿qué hago? ¿qué hago?” Y cuando piden ayuda ahí entran la familia, si no es la familia, los amigos, si no son los amigos entran grupos, colectivos, etcétera.
CM: ¿Cómo das inicio a este proceso?
GR: Yo cumplí con todo el chek list de lo que dicta el patriarcado sobre ser hombre, buen hijo, buen estudiante, la pareja perfecta, todo maravilloso, y de pronto, circunstancias llevan a mi primer gran fracaso que es mi divorcio y en pandemia.
A partir de ahí comencé a notar que la vida era de otra manera. Yo decía “Oye, pero si he cumplido con los roles. ¿Qué me está faltando en los roles? ¿Qué requiero?”.
En un momento me siento hasta estafado, pero luego comprendí que era momento de aplicar todo lo que había leído y para lo cual me había preparado.
Hubo quienes me criticaron por mi nueva forma de ser, perdí amigos y hasta parejas, vengo de una familia muy tradicional, pero de todo ello aprendí para ser más fuerte y comenzar a reconocerme. Puedo reír, puedo llorar, puedo estar feliz o triste, pero soy capaz de reconocerlo y compartirlo con el mundo.
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Nuevas masculinidades y su vínculo con la paternidad presente
CM: ¿Las nuevas masculinidades se aplican en la paternidad?
GR: Depende de cada persona, de lo que cree y de si tiene el valor para reconocer que necesita resolver cuestiones personales con su yo interno, las cuales pueden venir desde la infancia.
Lo que yo te puedo decir es que me encanta ser papá, mi papá desde muy chico me confió que debía ser un pilar para mis hermanos y para la familia.
Ahora cuando viene mi hijo yo le digo “Te amo”, y él lo sabe y no tengo reparo en decírselo, y él tampoco. Hemos entrado a un proceso de simbiosis donde nos entendemos bien aún y cuando él practica un deporte tan patriarcal como el boxeo, sin que ello fuera resultado de violencia en casa, porque nunca lo hubo.
Ahora le puedo decir a mi hijo que necesito un abrazo y él, aunque en un principio fue extraño, ahora sabe que puede acercarse a mí o él decir: “Mi papá está mal, necesita apoyo, tengo que ayudarlo”.
CM: ¿Cómo aplicas tú la deconstrucción en la paternidad?
GR: Por mi labor yo trabajo mucho con deportistas jóvenes y yo no les digo: “Necesito hablar con tus papás”. Para mí ellos son tutores.
¿El tutor quién es? Es el que te cuida, el que te mantiene, el que te protege, el que te provee, el que te orienta, el que está ahí invirtiendo lo más caro.
¿Qué es? Tu tiempo, ese es un tutor. Yo digo, el Día del Papá, gracias pero realmente yo me siento tutor. La parte que yo te brindo es porque yo quiero y el amor más grande que tengo es a mi hijo.
CM: ¿Cómo te sientes ahora?
GR: Estoy por llegar a los 50 años y mientras tengo amigos que ya están tirando la toalla, yo tengo muchas ganas de comerme el mundo, de viajar, de hacer, de compartirlo con la gente que yo amo.
A mis amigos los amo, a mi hijo lo amo, a mis padres los amo porque gracias a Dios están vivos, a mis ex’s las amo y se los he dicho y lo saben, y a mí me amo.
Todos los días me despierto y me digo: ‘Te amo Gandhy’. Al principio era muy mecanizado pero creo que finalmente me he convencido. Al día de hoy me amo y estoy muy honrado de ser el papá de mi hijo.
ERV