A don Concepción se le puede ver afuera de la Casa INDI, el albergue en la colonia Industrial en Monterrey, a donde llegan cientos de migrantes.
En muletas y con la pierna izquierda amputada tras sufrir un accidente, así llegó solo a Nuevo León con el fin de alcanzar a sus sobrinos que residen en Estados Unidos desde hace cuatro años.
Arribó a Monterrey hace apenas unos días, sin embargo, lleva casi un mes en el país desde que llegó de Santa Bárbara, Honduras.
“Anoche caí en Monterrey, pero de trayecto llevo como 25 días ya en el país, la idea mía es ver si me dan apoyo aquí, porque quiero pedir información para poder ir a Estados Unidos, para ver si me pueden ayudar para pasar allá.
“Ellos ya tienen tres o cuatro años allá, sobrinos míos, quiero ir con ellos; también lo que más me interesaría es pedir información para que se den cuenta dónde estoy y a ver si me pueden ayudar allá”, relató.
Don Concepción narró que intentará buscar trabajo mientras que el personal del Instituto Nacional de Migración lo apoya con el estatus de permanencia en el país y posteriormente cruzar la frontera.
“Yo vengo solo, pero checaré con mis amigos si me echan la mano para la pasada y darme una solución de que me puedan ayudar. Mientras, espero poder conseguir trabajo, depende de lo que me digan aquí.
“Mi pierna la perdí en un accidente hace ya varios años”, comentó don Concepción en Casa INDI.
Ayudar a sus hermanos es lo más importante
El joven Abimael es originario del departamento Francisco Morazán, cerca de Tegucigalpa, Honduras, en donde era estudiante de Contaduría y Finanzas.
Abimael acaba de llegar a Monterrey y solo espera seguir con la manutención de sus tres hermanos y continuar su travesía para cruzar al otro lado del río Bravo.
“Trabajaba y estudiaba en Honduras, quisiera seguir con muchas cosas y más que todo (ayudar a) mis hermanos, porque no tengo papás. Mi papá no está y mi mamá ya falleció. La responsabilidad me la dejaron a mí, me vi obligado por el trabajo que tenía, y luego con el estudio y la ayuda a mis hermanos.
“Tengo familiares, pero no nos comunicamos mucho, casi no tengo vida social, porque trabajo y estudio, y mis hermanos son lo más importante.
“Nos hemos conocido ahí con muchos, nos gustaría arreglar la cuestión migratoria, pero el problema es que se tardan mucho y para eso se necesita estabilidad, y la verdad nunca lo he hecho”, comentó el joven hondureño.
Abimael reconoció que la travesía desde que nació de su natal Honduras no ha sido fácil, pero el sueño de obtener un trabajo en Estados Unidos y conseguir recursos económicos para su familia es lo que lo ha mantenido a flote.
Señala que por lo pronto trabajará en Nuevo León en algún oficio mientras se da la oportunidad de llegar al vecino país para comenzar a hacer un patrimonio que le permita apoyar a sus hermanos hondureños.
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