El hundimiento de la Ciudad de México es cada vez más evidente, pero alguna vez te has preguntado ¿cuáles son las consecuencias de estos movimientos en el suelo de la capital del país? De acuerdo con especialistas y expertos en el área de arquitectura e ingeniería, dicha situación podría ocasionar fallas en diversos servicios, por lo que aquí te compartimos todos los detalles.
Mediante diversas investigaciones se ha demostrado que el desplazamiento del suelo en forma vertical ha causado que los edificios del centro del país comiencen a presentar fisuras y debilitamiento dentro de sus estructuras; sin embargo, pese a que se ha tenido registro del hecho desde hace más de medio siglo, aún no se ha encontrado una respuesta que solucione por completo el problema.
Las ciudades donde se desarrolla una rápida urbanización, así como un alto crecimiento demográfico ocasionan una explotación de recursos y a causa de esto, se genera un impacto negativo en la estabilidad del suelo.
¿Por qué se está hundiendo la Ciudad de México?
Debido a que la Ciudad de México presenta una escasa cantidad de agua a nivel superficial y posee una de las mayores poblaciones a nivel mundial, la demanda del agua es cada vez mayor, por esta razón, expertos han señalado que tienen que perforar y obtener el recurso desde niveles cada vez más profundos.
Por tanto, la situación propicia suelos cada vez más débiles, por lo que el sitio se vuelve un lugar cada vez más vulnerable ante los desastres naturales.
“Los desplazamientos del suelo en el Valle de México son propiciados por la excesiva extracción de agua de los acuíferos aledaños. Debido a esto, la Ciudad de México presenta un hundimiento anual que va desde los ocho hasta los 12 centímetros”, señala Efraín Ovando Shelley, investigador del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
¿Cuáles son las consecuencias del hundimiento de la Ciudad de México?
Entre los factores que incrementan y evidencian la problemática del debilitamiento del suelo están: la densidad de las vías de comunicación, la alta concentración poblacional y las conexiones entre elementos geográficos y topográficos.
La extracción del agua subterránea provoca el colapso de las capas del subsuelo que la sostienen de manera permanente, es decir, no hay forma de recuperar los centímetros del suelo hundido. Esta situación provoca que se vea amenazada no sólo la estabilidad de los edificios, sino también, la de las instalaciones que se ubican en el subsuelo de la ciudad.
“Existen riesgos adicionales que atentan contra la línea de servicios, entre los que están los canales del servicio público subterráneo como el metro de la capital. La interrupción del servicio de tuberías de agua potable, saturación de drenajes de desagües, alcantarillas, así como fallas en los cimientos de edificios que derivan de derrumbes, rompimientos, explosiones y fugas que pueden aparecer en los múltiples sistemas cuando hay movimientos en la tierra”, detallan investigadores de la universidad estatal de Arizona.
Estos riesgos provocan que las tuberías lleguen y superen su límite, ocasionado severas inundaciones que suelen afectar la movilidad de las personas, así como la pérdida de bienes de los habitantes de la zona.
En la investigación que presenta el gobierno de la Ciudad de México para la alcaldía Tláhuac se señala que, a través de métricas para evaluar la vulnerabilidad y la exposición ante los agrietamientos, especialistas han detectado que los suelos saturados con agua subterránea son más estables.
A diferencia de los suelos desestabilizados por la explotación de agua, los cuales se vuelven más vulnerables a cambios y desplazamientos que se presentan cuando hay temblores o sismos.
“Nos referimos a los temblores como fenómenos naturales que duran segundos, o cuando mucho un minuto, y que suelen tener consecuencias catastróficas, pero los hundimientos son siniestros que van en cámara lenta. Su velocidad es variable, dependiendo de la zona; incluso podría ser mínima, pero permanente”, Efraín Ovando Shelley, investigador del Instituto de Ingeniería de la UNAM.
Al pasar los meses, el problema se va acrecentando cada vez más, pues ya es notorio el hundimiento de algunas calles, avenidas e incluso monumentos históricos del centro de la Ciudad de México, por lo que expertos siguen buscando la mejor alternativa para contrarrestar el problema y reducir el grado de los daños que a futuro, serán inevitables.
JC