El crecimiento y desarrollo de los infantes desde sus primeros meses de vida debe ser vigilado de manera constante, ya que esto permite detectar a tiempo alteraciones que podrían impedir alcanzar la estatura esperada para la edad.
Así lo señaló el doctor Luis Figuera Villanueva, titular de la División de Genética del Centro de Investigación Biomédica de Occidente (CIBO) del IMSS Jalisco, con motivo del Día Mundial de la Talla Baja.
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Principales causas genéticas de talla baja
El especialista explicó que las causas de talla baja pueden ser genéticas o hereditarias, secundarias a patologías que afectan la producción de la hormona del crecimiento, historia familiar, deficiencias nutricionales y metabólicas, entre otros factores.
Entre las causas genéticas más frecuentes se encuentra el Síndrome de Turner, que además de afectar la estatura puede impactar la capacidad reproductiva y la función hormonal.
Sin embargo, los pacientes con este diagnóstico pueden recibir tratamiento hormonal, lo que les permite mejorar su desarrollo en la adolescencia y juventud, aunque las alteraciones reproductivas persisten.
Otra condición genética relevante es la acondroplasia, provocada por un defecto en el gen FGFR3, que genera un crecimiento anormal de los huesos largos. Esto produce desproporciones corporales: extremidades más cortas y tronco y cráneo cercanos al tamaño promedio.
El especialista agregó que existen más de 450 tipos de alteraciones genéticas óseas (displasias esqueléticas), poco frecuentes en la población general, la mayoría de las cuales causan talla baja. Algunas se evidencian al nacer, mientras que otras se manifiestan durante la infancia.
Para un monitoreo adecuado, el doctor Figuera Villanueva recomendó acudir regularmente al médico familiar y a los servicios preventivos como PrevenIMSS, donde es posible detectar anomalías en la talla y estatura desde edades tempranas.
KH