Felipe y Erick son investigadores y con cierta frecuencia acuden a los diferentes ecosistemas en los alrededores de Monterrey para indagar la vida: flora y fauna, y encontrar la mejor manera de preservarlas.
Para ellos, uno de los lugares más enigmáticos es el cañón de Potrero Chico, en Hidalgo, Nuevo León, donde la biodiversidad no deja de sorprenderlos, y representa un importante campo de estudio.
El primero, biólogo chileno, y el segundo, ingeniero forestal regio, son sólo algunos de quienes practican también el ecoturismo, en un lugar en el que pudiera haber riesgo de inseguridad.
"Ahora estamos iniciando el primer muestreo para el proyecto de Underground Explorer, que lo da el SPUN, una sociedad protectora de redes subterráneas, y por primera vez en el mundo se están estudiando las micorrisas, hongos, que están asociadas a las plantas de acantilado”, comentó Felipe Morales Armijo.
El campo de acción en un sitio como el cañón de Potrero Chico es magno, no solo para los ecoturistas o deportistas, sino también para los investigadores de la ciencia.
"Muchísima biodiversidad, muchísima cultura, mucha tradición. Hace poquito aprendí, me di cuenta, vi que de la lechuguilla se hacen cuerdas, tejidos, sombreros. Entonces es una región con mucha biodiversidad cultural."
Mientras ellos trabajan y descubren nuevas formas de vida, en el pueblo de Hidalgo la vida sigue pese a la inseguridad.
"Así es, hoy estamos haciendo la primera aproximación para un proyecto internacional sobre lo que es el conocimiento científico en lo que son los cliffs o lo que son las paredes de las micorrisas, sobre lo que es toda la vida en el suelo que no podemos ver normalmente”, dijo Erick Rodríguez Moctezuma.
A pesar de la problemática que a diario se vive en el entorno, el cañón de Potrero Chico en Hidalgo sigue siendo un importante sitio para todos.
"Lo primero que podemos buscar es apreciar y poder entender que somos parte de todo un ciclo y poder compartirlo justamente con quienes queremos y a las siguientes generaciones."