El Iztaccíhuatl es la tercera montaña más alta del país solo por detrás del Popocatépetl y el Pico de Orizaba, pero probablemente es el volcán más potente de los tres, al estar formada por cinco volcanes siameses que juntos forman la silueta de una mujer dormida.
Debido a esta formación a lo lejos, por ejemplo a 65 kilómetros se ubica la ciudad de Puebla, y desde ahí se observa perfectamente la silueta de una mujer recostada boca arriba, por eso es que muchos la han llamado así.
Sin embargo, la palabra Iztaccíhuatl, está compuesta por palabras del Náhuatl iztac ("blanco") y cihuatl ("mujer") lo que se traduce cómo "mujer blanca", debido a que toda la superficie de la montaña está cubierta por nieve.
De acuerdo con una breve leyenda, se trata de la mujer dormida que está a la espera de que su fiel amado la despierte con el calor de su corazón, por lo que se cree que con una erupción fuerte del Pocatépetl, despertarán los 5 volcanes siameses.
Esto además se relaciona con la leyenda de los volcanes que cuenta que las montañas son una representación de una princesa tlaxcalteca y un guerrero tlaxcalteca, Iztaccíhuatl y Popocatépetl.
Antes de emprender la guerra contra los Aztecas, Popocatépetl pidió al cacique la mano de su hija Iztaccíhuatl, él se la dió, pero le hizo prometer que volvería sano y salvo de la guerra, además de victorioso.
Alguien que envidiaba su amor mintió a Iztaccíhuatl diciéndole que Popocatépetl había muerto, por lo que ella al pasar de los días murió de tristeza víctima del engaño, sobre la pérdida de su amado.
Después Popocatépetl regresó victorioso y listo para casarse con su doncella, quien descubrió la muerte y vagó por varios días y noches, hasta encontrar la manera de honrar el gran amor que ambos se profesaban, y fue así que ordenó erigir una gran tumba bajo el Sol amontonando 10 cerros para levantar una enorme montaña.
Luego recostó a su amada en la cima de la montaña y la besó por última y primera vez, se arrodilló y con una antorcha en mano veló el sueño de su amada dice la leyenda que desde entonces permanecen juntos. Uno frente a otro. Con el tiempo la nieve cubrió sus cuerpos que se convertirían en dos enormes volcanes.
Cuentan que cuando Popocatépetl se acuerda de su amada Iztaccíhuatl, su corazón, que guarda el fuego de la pasión se traduce en las erupciones del gran coloso.
Expertos afirman que este volcán es uno de los volcanes dormidos, cuya actividad podría ser devastadora, por lo que se mantiene en constante monitoreo para conocer su comportamiento, su última erupción data de 1868.
ERV