En los últimos años, durante la temporada invernal, se ha suspendido la quema de ladrillos en talleres del Área Metropolitana; una actividad que representa el único sustento y forma de vivir que tienen cientos de familias.
Una de ellas, es la familia Martín, quien se ha dedicado a la fabricación desde que era niño, porque su padre tenía un taller en el municipio de Atotonilco El Alto.
Desde hace 10 años tiene su taller en Tlaquepaque, en un predio abierto y sin construcción, donde trabajan al menos otras cuatro familias. Para Martín, es su día a día, desde que amanece hasta la noche.
“A las 5 o 6 comienzan [...] aquí son los 24 horas, es que es un proceso de una cosa, de otra a otra, entonces tienes que quedarte hasta que el cuerpo dice, ya vete a dormir, entonces ya nos vamos”, mencionó.
Los productores más grandes realizan al menos una quema por semana, otros más pequeños, como el taller de Martín, llevan a cabo de dos a tres por mes.
"Es según la capacidad de taller, hay talleres que traen 10, 15 personas y esos están quemando cada 8 días, el mío es más pequeño, yo aquí lo que hago a veces, como ahorita ya que se quitó un poco el agua, son de dos a tres quemas por mes”, comentó.
José es otra de las personas que han dedicado su vida entera a fabricar ladrillos, es originario de Zacatecas, tiene al menos 40 años llevando a cabo esta actividad y solo sabe realizar trabajos manuales y de producción, puesto que nunca aprendió a leer ni escribir.
Aunque es lo único que sabe hacer, no lo ve con pesar, por el contrario, le tiene un cariño especial al barro, que diariamente moldea con sus manos y pies.José García, fabricante de ladrillos en Tlaquepaque
"Allá trabajaba en otros trabajos, en el campo por decir, así sembraba chiles, frijoles y todo eso [...] ni estudios ni nada, con eso le digo todo, no sé ni leer ni escribir”, mencionó.
Desde hace varios años, Alejandro trabaja en una ladrillera en Tonalá; en esta actividad gana alrededor de mil 500 por semana, un ingreso con el que se mantiene toda su familia.
“Como 1500 por semana [...] de hacerlo, hacerlo, cargarlo [...] de diario, de las 8 de la mañana hasta las 4 de la tarde”, dijo.
La producción de cada horno puede llevarles hasta un mes entero; el proceso en muchas ladrilleras del Área Metropolitana aún se sigue llevando a cabo de forma completamente artesanal, explicó Alejandro Pinedo, trabajador de ladrillera en Tonalá.
“Cuando se completa el horno, cuando ya está seco el ladrillo, vamos cargándolo, cómo se va secando el material [...] como un mes”, comenta.
JB