Bailarín y actor con más de 10 años de experiencia, Diamond-A pasó de triunfar en una competencia a demostrar que el drag sin duda es alegría y fiesta, pero que también es algo que requiere disciplina y preparación.
Desde hace ya algún tiempo, Diego o Diamond-A, quedó encantado por la magia que conlleva la transformación de un drag; desde el maquillaje y el vestuario hasta la planeación de los shows. Y a raíz de ello, y al contacto que ha tenido con los más importantes exponentes en el Bajío, lleva un año caracterizando múltiples personajes que han surgido de su imaginación.
No obstante, pese a todo el trabajo y la inversión que se requiere para ser drag, hoy en día las personas que se dedican a ello no son remuneradas de manera justa, y que aún en la actualidad se enfrentan continuamente a una escasa aceptación por parte de las personas.
“La aceptación, vaya, de algunas personas que no aceptan como bien el hecho de que hagas drag, porque lo confunden mucho con el hecho del travestismo, y el travestismo es algo completamente diferente al drag”, explicó.
En este sentido, comenta que el ser drag va mucho más allá de vestirse de mujer, pues a través del mismo cualquiera puede transformarse en múltiples personajes o en todo aquello que desee.
Aunque, por otra parte, el desconocimiento que puede existir en torno a lo que ello significa puede traer consigo ideas equivocadas e incluso discriminaciones, y como ejemplo de ello, cuenta que el hecho de que se conciba el ser drag como algo exclusivo para la noche, provoca en ocasiones cierto rechazo.
“Pues la gente no está preparada, no, para ver a un personaje de drag dentro de, en la calle, caminando. O si bien algunos se acercan y dicen: ‘ay, es la súper heroína’, o algo así’”, agregó.
Sin embargo, menciona que también es el machismo y las ideas preconcebidas existentes en la sociedad las que traen una aceptación ‘a medias’, pues en ocasiones se aprueba su orientación sexual, pero no el hecho de que se dediquen al drag, como si esto rebasara los límites o fuera algo negativo.
“También el detalle de la sociedad machista en México pues también nos tumba un poquito a lo mejor el que la familia no te acepte, el que la gente de repente pues sí te acepte como homosexual, pero no te acepte como drag”, comentó.
Al respecto, afirma que esto puede combatirse con educación, y que incluso, pese a lo cerrada que puede ser la sociedad, el mostrarse como drags en ocasiones provoca que las personas vayan teniendo un poco más de apertura, e incluso que algunos se acerquen para felicitarles.
Y lo conmovedor de todo esto es que algunos de que se acercan a ella son padres o madres que se toman fotografías con ella para mostrarle a sus hijos de la comunidad LGBT su apoyo y aceptación.
“Desde la parte de los adultos necesitamos educar a nuestros niños y jóvenes en que el drag, el ser homosexual, el ser lesbiana, pues no es parte de algo que hay que avergonzarse ni es algo raro, es parte natural”, afirmó.
Sin duda, todo esto demuestra que ser drag es mucho más de lo que se percibe, pues, como otras profesiones, requiere esfuerzo y vocación, sin mencionar que inspira a otros y puede convertirse en un espacio de apoyo no solo para los mismos drags, sino también para varios miembros de la comunidad LGBT.
SEMY