Don Miguel Ángel tiene 54 años y es un bombero de la ciudad de León que lleva más de 29 años dentro de la corporación y quien además, es padre de familia de dos hijas.
Cuando entró a la corporación en el año 1993, el señor Miguel ya tenía una bebé de aproximadamente dos años, y según sus palabras, fue afortunado ya que en ese entonces se encontraba buscando urgentemente un empleo.
"El estar aquí en la corporación si implica un riesgo porque en realidad cuando nosotros salimos a un servicio sabemos que nosotros vamos a salir pero no sabemos si vamos a regresar porque en el trayecto del camino hay muchos riesgos", cuenta.
Una vez que entró a la corporación, su esposa en vez de preocuparse por los peligros que conlleva aun con una bebé, se sintió orgullosa porque finalmente consiguió empleo, aunque al principio sintió un poco de miedo.
"Al principio sí, pero ya después con el tiempo ya se va uno acoplando a todo lo que va sucediendo o pasando aquí en el trabajo", añadió.
Sus hijas tienen 32 y 28 años, la mayor ya logró independizarse y con la menor es la que mantiene mayor comunicación durante los servicios más complicados.
"Mis hijas se sienten orgullosas de mi y de mi trabajo, me dicen que salga con cuidado y cuando ella sabe que voy a un servicio, me dice que me tome fotos o videos cuando vaya a una emergencia para ver cómo va su papá a un incendio", añadió.
En los 29 años que ha laborado, Miguel habla de experiencias buenas como desagradables, una de ellas ocurrió en la colonia La Michoacán donde le tocó ver a tres hermanos menores de edad que lamentablemente murieron intoxicados por un incendio debajo de una mesa.
"Da tristeza por la familia, uno no es familiar de ellos pero de todos modos si se siente raro, dices 'a caramba, qué cosas de la vida", relató.
En agosto cumplirá 55 años de edad y 30 años en la corporación, y planea jubilarse trabajando como bombero.
"Si Dios me da licencia, aquí voy a terminar mi carrera de bomberos", concluyó.
SEMY