"Yo espero en Dios encontrarlo vivo", declaraba el pasado 10 de mayo Minerva González, de 83 años, durante una movilización de madres buscadoras en el Zócalo de Puebla.
Seis años después de la desaparición de su hijo José Martín, su fe permanecía intacta. Sin embargo, su espera, una de las más longevas en la comunidad de buscadoras, ha llegado a su fin.
El colectivo Voz de los Desaparecidos en Puebla publicó un mensaje sobre el hallazgo sin vida del único hijo de la señora Minerva, quien había dedicado los últimos años de su vida a buscarlo incansablemente.
José Martín Jiménez González, de 50 años, fue visto por última vez el 22 de noviembre de 2018 cuando salió de su casa en San Salvador Chachapa, Amozoc, para comprar mercancía en Tepeaca.
Comerciante de oficio, vendía toallas en los tianguis de la región junto a su madre, quien se quedó esperando un regreso que nunca sucedió.
La persistencia de ‘Minita’, como cariñosamente la llaman en el Colectivo Voz de los Desaparecidos en Puebla, fue inquebrantable.
A pesar de su edad y apoyándose en un bastón, recorrió calles y terrenos baldíos, se unió a las jornadas de búsqueda y alzó la voz en cada exhorto a las autoridades, convirtiéndose en un símbolo de resistencia para otras madres.
La culminación de su búsqueda llegó hace unos días, cuando la Fiscalía General del Estado (FGE) la citó para realizarle pruebas genéticas tras localizar un cuerpo que coincidía con las características de su hijo. El colectivo confirmó posteriormente que los análisis forenses fueron positivos.
Así, tras casi siete años de incertidumbre, Minerva González se reunió con José Martín, aunque no de la manera que anhelaba.
La señora Minerva recibió los restos de su único familiar y les dio sepultura en el panteón de San Salvador Chachapa, el mismo pueblo donde resistió, esperando su regreso, hasta el final.
AGA