Andrea Cañeda, una joven de 20 años de edad, fue asesinada en 2021 por su entonces novio, Christopher, en el municipio de Nezahualcóyotl, Estado de México; ambos acudieron a una fiesta pero ella no regresó a casa.
Ángela Salgado, madre de la joven, continúa buscando justicia por la muerte de su hija, pues aunque el culpable fue detenido y ha sido sentenciado dos veces a prisión vitalicia, su defensa logró que se reiniciara el juicio para reducir la condena.
"Pues, mi hija fue víctima de feminicidio en manos de quien era su novio, ya llevaban dos años, inclusive lo atraparon, iniciamos un juicio, lo gané, sentencia vitalicia, pero se reinició", explicó Ángela Salgado, madre de Andrea Cañeda.
Desde el asesinato de Andrea, Ángela ha peleado con un adolescente por la ropa o por su comportamiento, meses que se han escurrido entre Ministerios Públicos, juzgados y el penal Neza-Bordo.
Dos veces ha sido emitida una sentencia vitalicia en contra del responsable, pero su defensa consiguió una reducción de setenta años, ya que han sido desestimadas distintas pruebas como la confronta genética y otros aspectos que señalan lo que el sujeto hizo con Andrea.
"Me la dejó ahí en el hotel Rey Poeta, ahí la dejó abandonada, ahí dejó su cuerpo abandonado y no se dieron cuenta porque dejaron la televisión a todo volumen".
La Fiscalía mexiquense y el Sistema de Justicia quieren dejar el caso en el olvido, pues le han dicho a Ángela que ya está cerrado. Por ello, para esta mujer que a pesar de todo, lucha sola por sacar adelante a cuatro hijos, ninguna fecha ha vuelto a ser igual.
"Todo lo que es Día de Muertos me pone mal, lo que es Navidad, Año Nuevo y ahora, fue su aniversario apenas el 28 de marzo y ahorita ya se viene el 10 de mayo, ya se viene mi cumpleaños, el de ella, o sea, no se puede vivir".
Aún hay posibilidad de que la sentencia de Christopher baje a menos de la mitad, por lo que el dolor de Ángela no termina. Solo el recuerdo de su hija la acompaña a tocar las puertas que al paso del tiempo se cerraron, como ocurre con tantas madres mexicanas, el festejo se convirtió en sed de justicia.
"Y lo único que pido yo es justicia para mi hija, o sea, un poco de justicia. Yo pensé que mi caso ya con esto se iba a acabar y no, tengo que vivir en la incertidumbre de qué va a pasar".
ZNR