El maíz de Ixtenco, Tlaxcala, transformado en alimento, bebida y hasta joyería

En el taller familiar 'El Maíz de Nuestra Tierra', buscan preservar la producción de este grano mexicano.

Artesanías hechas con maíz de Ixtenco | Melanie Torres
Tlaxcala /

Una herencia, así es como Simón Angoa define el cultivo de maíces nativos de Ixtenco, Tlaxcala, con los cuales elabora, junto con su familia, una variedad de alimentos, bebidas, adornos y hasta joyería.

En entrevista para MULTIMEDIOS, Simón Angoa cuenta que a través de la empresa familiar, “El Maíz de Nuestra Tierra”, se ha convertido en un campesino especialista en la siembra de distintos tipos de maíz, teniendo 26 de los 64 especímenes que son originarios del país.

Indicó que desde hace ocho años junto con su familia comenzó a elaborar distintos productos a base de este grano, buscando generar una innovación que permita continuar con la producción.

“Darle un uso a todas las partes del maíz como sería la caña, el olote y con los granos transformarlos, tenemos cerveza, vodka, hacemos aguas de pinole, de maíz, hacemos un atole tradicional que es morado”, dijo.

Señaló que su gusto por el campo es una herencia de sus antepasados, por lo que busca mantenerla y al mismo tiempo dar a conocer la importancia de este tipo de actividades agrícolas.

De igual manera, alertó sobre el riesgo de desaparición de estos cereales a consecuencia de las grandes empresas productoras y el uso de procesos transgénicos, los cuales contaminan las producciones de los campesinos.

Simón Angoa resaltó que el cultivo de este alimento, debe de ser un derecho de cada persona y lamentó que en la actualidad se privilegie la producción en lugar de la calidad.

“Más que un trabajo es un gusto, una herencia de los abuelos, de nuestros ancestros de Ixtenco que han conservado la mayor cantidad de maíces nativos en cuestión de colores, puesto que últimamente han desaparecido, más ahorita con las transnacionales”, expresó.

Detalló que entre los especímenes con los que cuentan está el maíz azul, el “canela”, el multicolor, el “ajo”, el arrocillo, el rojo, el negro cuate y el “Sangre de Cristo”. Así como los palomeros, el teocintle, el cacahuazintle, entre otros.

Agregó, que también se encuentra abierto a compartir su conocimiento con todo aquel que esté interesado en este tipo de siembra, toda vez que existe un desinterés alrededor del tema.

Granos de elote son usados como artículos de moda

Los granos de maíz no solamente son utilizados para producir distintos alimentos, sino que actualmente se usan para elaborar distintas piezas de joyería, según relata Argelia Angoa.

Explicó que ante la producción de los distintos maíces nativos de la familia, retomó la idea de aprovechar la mazorca para hacer productos diferentes a los alimentos como aretes, collares y prendedores para el cabello.

Resaltó que cada artículo elaborado es único, toda vez que se sigue un proceso estricto de selección de granos que pasarán a formar parte de la pieza, contando con el valor agregado de un proceso artesanal, ya que todo está hecho a mano.

“Se trata de darlo a conocer en otro ámbito, el maíz lo conocemos para tortillas, atole, pero aquí se trata de lucirlo, es otro sentido el que se le da. Cada pieza es única porque encontramos diferentes tonos”, expresó.

Indicó que para hacer un par de aretes, se lleva alrededor de una hora. Mientras que existen collares que por su complejidad necesitan hasta cuatro horas de elaboración. Resaltó que los costos van desde los 50 pesos hasta los 100 pesos, según el producto.


El atole agrio, un patrimonio cultural

Otro de los productos elaborados por la familia Angoa es el “atole agrio”, el cual está preparado con maíz negro, siendo éste una bebida típica de dicha región. Cabe resaltar que en 2021, dicha bebida fue reconocida a nivel nacional en el certamen ¿A qué sabe la patria?.

Reina Angoa, una de las cocineras de la familia, relató parte del proceso para elaborar el “atole agrio”. En primera instancia tiene que mojar los granos por un período de tres días. Posteriormente, debe colocar los olotes, que le dan el tono morado, para después llevar los granos al molino. Una vez teniendo la masa lista, ésta se junta con el agua hervida de los granos originales y se deja fermentar.

Explicó que este proceso, se lleva a cabo únicamente con el maíz, sin la necesidad de agregarle otros productos, tales como leche o azúcar, recordando que la finalidad de esta bebida es que sea agria.

Reina Angoa celebró que dicha bebida se siga produciendo, toda vez que se ha heredado de generación en generación, con la finalidad de mantener la cultura de Ixtenco. Además, aseguró que también busca darla a conocer en otras partes del país.

Añadió, que se han elaborado una gran variedad de productos, como tortillas, atoles, pinoles, tlacoyos y burritos, los cuales varían de color, dependiendo del maíz que se utilice para elaborarlos.

“No sé como nuestros abuelos inventaron esta bebida, fue su creatividad y nosotros seguimos haciéndolo. Es darle a conocer a la gente, que llegue a otras comunidades, estados que vean lo que comemos acá, que todos lo sepa, que lo conozcan”, declaró.

Artesanías a base de mazorcas

Las artesanías también forman parte de los productos elaborados por la familia Angoa, al aprovechar los olotes que quedan después de desgranar una mazorca, con ellos generan distintas piezas de decoración.

Emanuel Angoa, explicó que para realizar estas piezas comienza colocando en un canasto olotes de distintos colores, los aprieta con lazos y hace un gran uso de la imaginación para generar distintas figuras.

Para llevar a cabo la elaboración de las oloteras, se requiere de un mínimo de 30 minutos. Sin embargo, todo el procedimiento llega a tardar hasta cuatro horas, según el tamaño de la artesanía.

“Todo lo que sale de nuestra mente es lo que hacemos, necesitamos tener demasiada imaginación para poder hacer un diseño, se lleva su tiempo dependiendo también el tamaño que se deba de hacer”, mencionó.

Otra de las artesanías que se hacen, son los trenzados. Para realizarlos se mezclan las mazorcas de distintos especímenes, cuya unión da como resultado un adorno que puede colgarse en cualquier superficie.

Ulises Hernández, quien también forma parte de “El Maíz de Nuestra Tierra”, explicó la gran pasión que siente por el cultivo de los maíces nativos, comparándolo con las actividades que hacen las grandes productoras, donde no se pueden ver ese tipo de especímenes.

De esta manera, contó que a los 17 años realizó su primera siembra de este cereal. Posteriormente conoció la gran variedad que existe y quedó encantado con ellos. Por lo que tomó la decisión de dedicarse al campo.

“Es algo muy bonito y especial, cuando empecé a sembrar a los 17 años fue algo increíble, el campo te atrapa, después de mi primera siembra empecé a conocer los maíces de colores (...) siento como una satisfacción en el corazón, en el alma, en el cuerpo de hacer esto, no encuentro mayor gusto”, expresó.

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