Durante la misa de Domingo de Resurrección o Pascua, en la Catedral de Puebla, el obispo auxiliar de la Arquidiócesis, Tomás López Durán pidió por el eterno descanso del menor Rafael Huerta, víctima de violencia intrafamiliar.
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Así como por aquellos que han muerto a causa de la violencia, desastres naturales, la injusticia, persecución, "por todas las niñas y niños abortados".
Obispo destaca la importancia de la Resurrección de Jesucristo
Posteriormente en misa, destacó que hoy "todos nos unimos a la alegría de todas las iglesias en el mundo".
Tras recordar que el Papá Francisco convoca a que todos los pueblos en la tierra esten unidos en el espíritu del resucitado, dejó en claro que no hay cruz sin Cristo, y no hay Cristo sin cruz.
"Ese resumen conlleva a reconocer como el misterio de un Dios que se compadece de su pueblo que se haya sumergido en la esclavitud, en las tinieblas, en la sombras del pecado y la muerte, generen en su corazón paternal el deseo de salvarlo, de encaminarlo a la plenitud de la vida", apuntó.
Obispo invita a dejar de ser esclavos del pecado
Desde la Catedral, el obispo añadió que ya no somos esclavos del pecado, y sólo podrá afectar y lastimar al que se acerque a "juguetear con el mal".
"Con satanás no hay que dialogar, es muy astuto, te va engañar, te va a seducir, no dejes que te hable al oído, y que entre en tu corazón, porque es un mal que va a transtornar tu pensamiento y corazón", resaltó.
Indicó, que la muerte es temporal, ya no es eterna, toda vez que Jesús la venció "y venciendo a la muerte, nos ha liberado a todos, de su nefasto efecto que destruye y aniquila".
Es por ello, que llamó a conducirse haciendo el bien, recordando el sacrificio de Jesús.
El Domingo de Resurrección o Domingo de Pascua se celebra que Jesús sale triunfante de la muerte del sepulcro.
"Este es el día del triunfo del Señor, día de alegría y de gozo. Es el día más importante para los católicos, incluso más que la Navidad".
En un mensaje cargado de esperanza y solemnidad, el obispo auxiliar Tomás López Durán cerró su homilía reafirmando el triunfo de la resurrección sobre la muerte, invitando a los fieles a vivir en la luz de Cristo y alejarse del mal.
Con un llamado a la unidad y la justicia, recordó que la Pascua no sólo conmemora un milagro histórico, sino que es un imperativo de fe y transformación para la sociedad actual. Desde la Catedral de Puebla, la celebración trascendió lo litúrgico para convertirse en un eco de resiliencia y renovación, en medio de un mundo que clama por paz y redención.
ERV