Disputas hídricas se remontan a la fundación de Monterrey

De acuerdo con la jefa del Archivo Histórico de Monterrey, en el acta fundacional de la ciudad se avizoraban a las primeras peleas por el reparto del agua, en las cuales hasta se incluyó una cantidad para la Virgen.

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Monterrey, Nuevo León /

Documentos de reparto de aguas desde la fundación de Monterrey, peticiones del gobierno a la Iglesia para que los santos intercedan por las lluvias e incluso disputas y conflictos por agua han formado parte de la historia que tiene Nuevo León por el abasto del recurso.

Muestra de ello es el acta de reparto de aguas y tierras realizada por Diego de Montemayor, el mismo día en que se llevó a cabo la fundación definitiva de Monterrey, el 20 de septiembre de 1596.

En el documento se delimitan espacios para la Iglesia y para los vecinos que llegaron con Diego de Montemayor, además del agua a la que serían acreedores, explicó la historiadora Juana Margarita Domínguez, jefa del Archivo Histórico de Monterrey.


“Entre vecinos sí hubo muchas disputas por agua, por horas de agua, por testamentos, pozos, norias, es parecido a lo que ocurre ahorita, cuando hay escasez se dan dificultades.

“Las disputas por las aguas y las tierras eran muy importantes, tanto que cuando Diego de Montemayor hace el acta de fundación de (lo que hoy es Monterrey), también hace un acta de reparto de tierras y aguas para la ciudad e incluso para la Virgen”, refirió la historiadora.

Aunque esta no es la única medida que se tomó en temas de agua, en 1785 la sequía comenzó a causar problemas a la población y ocasionó poca cosecha.

Muestra de ello son las cartas enviadas por el alcalde mayor y capitán de guerra de lo que hoy es Hualahuises, Julián Antonio Valdés, y la enviada por el alcalde mayor de Labradores, Juan Antonio Manríquez de Lara y Malacara, en julio y diciembre de 1785, respectivamente.

En la primera se expone la situación de sequía extrema que se vivía en la región y cómo el ambiente había cambiado drásticamente debido a la falta de agua, mientras que en la segunda se solicitaba el apoyo de las autoridades ante la falta de lluvias.

“Los problemas por el agua se empiezan a dar por la disputa de las diferentes afluencias o corrientes de agua y en diferentes siglos tenemos los periodos de sequía.

“Eso se empieza a agravar cuando se da la industrialización de Monterrey, sobre todo a finales del siglo XIX y principios del XX”, explicó Domínguez.

En la revisión realizada por la plataforma MILENIO-Multimedios a documentos del Archivo Histórico de Monterrey también se localizó un Acta de Cabildo de 1851, en la que el gobierno municipal hizo un llamado a la Iglesia para trasladar al Señor de la Expiración, de la Villa de Guadalupe, y solicitarle su intercesión para que lloviera.

“Dada cuenta con un ocurso firmado por varios vecinos en que suplica que por la fuerte sequía que experimentamos se tomen las medidas de costumbre para trasladar a esta ciudad la portentosa Ymagen del Señor de la Espiración que se venera en la Villa de Guadalupe con el objeto de que se le hagan las presas necesarias para impetrar la lluvia(sic)”, detalla el documento fechado el 11 de mayo de 1851 en el que rogaban que lloviera.

Conforme la industrialización avanzó y la población de la ciudad creció, algunos periodos de falta de agua se hicieron más evidentes.

“Bernardo Reyes emitió un decreto con el cual se condonó a las empresas que quisieran venir a la ciudad el pago de impuestos y además de eso se les regaló el agua y la luz. Eso apoyó muchísimo a que Monterrey despegara como capital industrial. Estas nuevas industrias empiezan a gastar mucha agua y de ahí también viene la historia en la que se dice que Monterrey se fundó en un desierto, cosa que no es verdad”, finalizó la historiadora.



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