Un juguete puede transportar a las personas a aquellos momentos en los que el estrés del día a día no existía, aquellos días en los que sólo había que preocuparse por sacar buenas notas y divertirse.
Paúl Jackson de 29 años de origen cubano vivó en la Habana durante toda su infancia en medio de tiempos difíciles en los que precisamente un juguete era un privilegio.
Mientras recorría una convención de juguetes retro, aseguró que el tiempo pasó rápidamente y ahora que es adulto y que pudo salir de aquel país ver figuras de Batman o Dragón Ball trae a su mente aquellos momentos en los que compartía lo que su mamá le regalaba con sus amigos.
La nostalgia del ayer invade sus pensamientos.
Pero también dijo es importante reconocer al niño interior que los adultos llevan dentro y enseñar a las nuevas generaciones a valorar y crear momentos inolvidables.
Rja