Aunque a diario prácticamente "convive" con la muerte por su trabajo de 28 años como embalsamador, un hombre decidió llevar su oficio a otro nivel al recoger a su hijo recién nacido en una carroza fúnebre a manera de orgullo por la labor que desempeña.
Mario Rodríguez Torres y su familia, son protagonistas de esta peculiar historia que aseguró, no muchos entenderían.
"Me dicen oye lo vas a sacar en la carroza al niño, sácalo en un carro normal y yo les digo no, mi tradición empezó por mi papá, mis hermanos mi hermana y todos que trabajan en funerarias y así hemos sacado a todos los niños de la familia cuando venimos a los hospitales, mucha gente se nos queda viendo dicen mira una carroza ¿a quién llevarán? y nada es mi bebé, es mi alegría y pensamiento sacarlo en carroza".
Con globos en color azul adornó la unidad en la que trasladó a su esposa y al pequeño que llevará su nombre, minutos después de que salieron de un hospital ubicado en la avenida Constitución.
Para él, no es algo nuevo. Hace un tiempo, este vehículo fue el que utilizaron para los XV años de su hija Isabel.
Y aunque la gran mayoría lo vio con extrañeza, para el habitante del municipio de Monterrey, fue motivo de alegría ya que todos sus seres queridos son empleados de capillas.
"De hecho ella desde que nació siempre la he traído conmigo en la funeraria, en traslados y ella me pidió que en carroza la llevara a la foto, a la iglesia al salón a todo eso y le gustó mucho".
Lejos de representar un mal augurio, su carrera ha tenido muchos momentos buenos, en donde el respeto a quienes se adelantaron en el camino es el sello de cada día.
"Dice mucha gente, es que ustedes han trabajado en funerarias ya no sienten y si sentimos, somos seres humanos como cualquier otra persona, hemos pasado por todos estos momentos, familiares, vecinos, todos".
Y aunque lo antes expuesto pueda relacionarse al miedo, dijo que es algo completamente natural.
Rja