Cada día Mariela Solano Reyes toma su casco, su uniforme, y emprende lo que más le gusta: ser rescatista.
Durante 18 años ha pertenecido a distintas corporaciones, siempre con la misma mística que hoy tiene en Protección Civil de García: ayudar a salvar vidas
Desde niña, Mariela quiso una carrera relacionada con la medicina, y estudió técnico paramédico. Como dice ella, anduvo rodando en diversas instituciones, y descubrió que lo más complicado de un rescatista, es controlar sus emociones. La mente siempre fría.
Existen riesgos. Una cicatriz en su pierna, de 18 puntos de sutura lo confirma. Irónicamente fue en una práctica que la arrastró una corriente de agua, porque en los operativos, siempre ha salido ilesa. Aun así, dice Mariela, es un riesgo, y para nada es como en las películas.
Todos los rescates son importantes, dice Mariela, porque por pequeño que sea, tocas la vida de alguien. Y aunque para muchos puede parecer.
El rescatista pierde su vida social, es la ausencia en la mesa en cada festejo familiar, pero a la vez es quien más suspiros despierta en casa, cuando vuelve, sano y salvo.
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