Los moteles suelen ser una opción accesible para que las parejas puedan compartir un momento de intimidad de manera esporádica, aunque, por otro lado, existe un cierto tabú hacia este tipo de establecimientos.
Y es que el ambiente que prima en algunos de estos lugares se encuentra relacionado con la clandestinidad, con lo prohibido y en lógica medida, con el erotismo y la promiscuidad que pueden llegar a manifestar los asistentes.
En el Centro de Monterrey existen decenas de moteles con todo tipo de características; los hay grandes, minúsculos, con cocheras, sin ellas, baratos, con precios elevados, con jacuzzi, con espejos, limpios, con olores raros, y con clientelas particulares.
Para conocer más a fondo sobre la atmósfera que tienen estos sitios, Telediario consultó a una fuente cercana a la administración de dos de estos establecimientos en el primer cuadro de la Ciudad.
La fuente, que para este ejercicio periodístico llamaremos Sofía, relató a este medio de comunicación algunas de las situaciones extrañas y hasta de riesgo que se pueden llegar a presentar en los moteles del Centro de Monterrey.
En una oportunidad, Sofía se encontraba al interior de uno de los cuartos de un motel de la Ciudad, cuando comenzó a escuchar ruidos fuertes, estruendos muy cerca de donde estaba.
Al preocuparse por ello, decidió abrir con cautela la puerta de la habitación, viendo por una rendija de luz a una pareja heterosexual golpeándose en la entrada de otra recámara. Describió que, con puerta abierta, salían y entraban entre empujones y jalones.
Momentos después, antes de que el conflicto siguiera escalando, personal del motel intervino y amenazó con llamar a la policía si la pareja continuaba con el combate físico y verbal que destilaba violencia.
Diferentes escenarios similares fueron presenciados por trabajadores de uno de los moteles en el Centro de Monterrey, de acuerdo con la fuente, en los que la policía tuvo que ingresar al establecimiento por los disturbios.
Además de ello, Sofía contó que es usual que los clientes que acuden a estos moteles, ofrezcan dinero a cambio de sexo a los empleados de dichos lugares, ya sea que vayan solos o en compañía de una pareja.
Sobre esto, la fuente aseguró que, en diversas ocasiones, los trabajadores de los moteles acceden a estos ofrecimientos de carácter sexual y concretan el encuentro íntimo en alguna de las habitaciones durante su horario laboral.
Otra de las situaciones contadas por trabajadores de estos lugares, tiene que ver con la poca higiene que en ocasiones pueden tener algunos cuartos, esto debido a la alta demanda de habitaciones y el poco tiempo con el que cuentan los empleados para realizar labores de limpieza entre cliente y cliente.
En una oportunidad, personal de limpieza ingresó a uno de los cuartos, encontrándose con una desagradable sorpresa, pues había heces sobre la cama de la habitación. Según afirman los propios trabajadores, aquella situación estuvo relacionada con una práctica sexual que bien podía ser descrita como una parafilia.
No todas las anécdotas en los moteles parecen ser sombrías, algunas pueden ser simplemente dramáticas o controvertidas, depende de la óptica con que se mire.
Y es que otra de las situaciones relatada por Sofía tiene que ver con un triángulo amoroso, o bien, con un “problema de faldas”.
Un hombre fue perseguido por su joven pareja hasta uno de estos establecimientos, en donde se encontraría con una sexoservidora. Antes de concretar el encuentro, la novia del hombre interceptó a la trabajadora sexual.
Según explica, la joven mujer había revisado previamente el celular de su novio, identificado a la sexoservidora, y se había dispuesto a convencerla de cancelar la cita, pagándole por ello.
El desenlace de dicha historia fue una resaca emocional…
Redadas son habituales en moteles del Centro de Monterrey
Al abundar el sexoservicio en el primer cuadro de la Ciudad, no es raro que exista también la trata de personas alrededor o al interior de los moteles de la zona.
Sofía pudo presenciar de primera mano la irrupción del Ejército mexicano en uno de estos establecimientos para realizar una redada, con la intención de encontrar a menores, personas indocumentadas o forzadas a la explotación sexual.
Aunque la fuente sólo dice haber presenciado dichos operativos en una ocasión, asegura que trabajadores de los moteles en el Centro de Monterrey lo viven con frecuencia.
La Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) suele recibir alertas de las administraciones de los moteles sobre presuntas actividades relacionadas con trata de personas, por lo que, a su vez, reportan estas situaciones a las autoridades municipales, estatales y/o federales.
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