Previo a la 179 representación de la Pasión de Cristo en Iztapalapa, los nazarenos realizaron su propio Viacrucis; recorrieron descalzos o con huaraches -a pesar del sol- los 8 emblemáticos Barrios de Iztapalapa, alrededor de 20 kilómetros hasta llegar al Cerro de la Estrella.
Cansados, con sudor, lágrimas y vestidos de morado, cargando una cruz de 6 metros por 3 en la espalda, miles de nazarenos llegaron este Viernes Santo al Cerro de la Estrella.
Julio César Ramírez lleva siete años realizando este acto de “fe”, cuenta que su manda es por 10 años.
“Por salud de mi familia que todo esto se termine pronto y el otro año tengamos la dicha de estar aquí. Todos padecemos lo de él y nosotros lo padecemos pero muy diferente en la vida real, todo se guarda, todo se cae, cuando representamos todo esto todos los pecados recaen en la cruz”, dijo en entrevista para MILENIO/TELEDIARIO.
Para Óscar Tesillo González, estar en el cuadro de la emblemática es un acto de orgullo, aseguró que hace dos años tuvo la fortuna de ser apóstol y que lleva toda su vida siendo nazareno.
“Es una satisfacción plena, espiritualmente es un acto de mucha fe, por favores mandas, pero también por agradecimiento. Nacimos aquí en Iztapalapa, aquí crecimos, entonces también es algo cultural”, contó Óscar.
Por su parte, Jazmín Obregón de 18 años, quien cargó una cruz pequeña en su espalda y una corona de espinas en su cabeza, lleva cinco años siendo nazarena por tradición familiar.
“Lo hago por fe, pienso en mi familia, siento bonito porque es lindo llegar hasta el cerro, cansada, pero pues lo logras”, dice.
Israel Santaeliz, lleva siete años siendo nazareno, pero en esta ocasión tiene una manda muy especial, ya que hace un año falleció su padre y hace dos meses su suegro.
“Es de familia, mi abuelo también era nazareno hace muchos años, llevamos alrededor de 75 años en esto”, afirmó.
“Pido por mi familia, por mi papá que hace un año se fue, mi suegro falleció hace dos meses, seguimos la fe, no hay fronteras y seguimos adelante”, agregó.
ZNR